Parece perseguido por una suerte de maldición de la que no acaba de desprenderse la protectora Gatocan, a la que el hecho de repartir más de 100 millones de euros en A Coruña y su comarca lejos de hacer olvidar los problemas ha provocado varios nuevos. Y cada vez más gordos. Primero fue la falta de premura a la hora de disponer de liquidez por parte de los bancos y ahora, incluso solucionado ese problema, es la proliferación de voces anónimas y amenazantes a través de las redes sociales.

El nerviosismo de los afortunados, y según Gatocan incluso de aquellos que ni siquiera habían comprado una participación, colapsó las líneas en los días posteriores al sorteo. Ni siquiera el hecho de que los premios ya empiecen a despacharse relaja las voces críticas. “Como ya explicamos de manera reiterada, el BBVA terminó de abonar los décimos el 12 de enero, hace tres días hábiles, y Abanca ya empezó a abonar las participaciones desde el minuto uno, con la primera remesa, que era bien pequeña”, informa el comunicado hecho público desde la asociación. “Desde el día 12 hasta hoy han pasado tres días hábiles, pero a algunas personas les parece un siglo. La impaciencia es comprensible, pero el despropósito no”, añade.

Y es que lo que más daño ha hecho en el seno de Gatocan son las intenciones o la mala fe que han llegado desde el anonimato. “Ponerse a soltar basura desde el anonimato y montar una petición de firmas calumniando, al decir que el dinero está retenido, es propio de alguien que seguramente no tiene ni papeletas, pero es posible que tenga una vida vacía y la intente llenar sembrando odio y desconcierto”, denuncia.

Finalmente, Gatocan pone en manos de Abanca y sus servicios jurídicos la posiblidad de denunciar, pero sobre todo deja en el aire una reflexión. “Siempre que se mueven muchos papeles y dinero puede haber fallos, y alguno hubo en alguna sucursal. Es un fallo humano, que se soluciona y listo, pero desde Gatocan estamos satisfechos con el trato y la gestión realizada por Abanca”, concluye la protectora, que solamente desea retomar su actividad con normalidad.