La jornada pasada no fue todo lo apacible que se suele esperar de un domingo, puesto que fue el día escogido por la borrasca ‘Herminia’ para desatar toda su fuerza sobre A Coruña y su área. Sus potentes vientos, acompañados de intensas lluvias, azotaron la ciudad durante toda la jornada, derribando árboles y vallas, dañando edificios y provocando el corte de líneas férreas, así como el desvío de varios vuelos que deberían haber aterrizado en Alvedro.
Si los coruñeses habían tenido la oportunidad de probar la fuerza de ‘Éowyn’ durante el viernes y el sábado, cuando los Bomberos habían actuado en quince incidencias debidas al mal tiempo, ayer el número total ascendió a cerca de cuarenta. La lluvia cayó de forma intermitente durante toda la jornada, desde la medianoche hasta las cinco de la tarde. Para entonces, los pluviómetros de MeteoGalicia ya habían recogido unos 30 litros por metro cuadrado.
116,5 kilómetros
por hora fue la ráfaga de viento más fuerte registrada por los anemómetros de MeteoGalicia
Fueron muchos los coruñeses que, como verdaderos gallegos, desafiaron el mal tiempo para seguir disfrutando el aire libre el domingo: así se pudo ver por las calles a gente circulando en bicicleta o patinete o simplemente dando un paseo bien provistos de paraguas y sus mascotas, de abrigos. Pero no solo los que se encontraban al aire libre se mojaron porque los Bomberos tuvieron que acudir a varios saneamientos de tejados por toda la ciudad, dañados por el viento: avenida de Lamadosa, Santa Teresa, San Sebastián, La Franja, o Fernández Latorre.
Mientras tanto, en el mar, a pesar de que la alerta roja se había adelantado dos horas, hasta las seis de la tarde, los surfistas aprovecharon la mar picada para lanzarse a las olas. En A Coruña, el mar estaba bastante tranquilo, porque el viento soplaba de componente sur, y el monte de San Pedro protegía la bahía del Orzán, así que los amantes de las olas tuvieron que desplazarse hasta Bastiagueiro, que se llenó de aficionados al surf enfundados en trajes de neopreno, que agradecían el mal tiempo a cambio de disfrutar de su deporte favorito.
Las incidencias también se dieron bajo techo |
No todas las emergencias que atendieron los Bomberos estuvieron relacionadas con el mal tiempo, a pesar de las cerca de veinte incidencias que les mantuvieron ocupados durante todo el día. Los equipos de emergencia municipales tuvieron que acudir a los servicios cotidianos, como apertura de puertas y asistencias sanitarias, como la que tuvo lugar a la una de la madrugada del sábado al domingo en la calle Fray Pedro Payo Piñeiro, donde una persona necesitaba ayuda para levantarse del suelo, o un olor a gas en la calle San Pedro, poco antes del mediodía, que resultó ser una falsa alarma, o incluso un vecino encerrado en un ascensor, del que salió en perfecto estado. |
Pero la borrasca arruinó muchos más planes de los que generó, tanto por tierra como por aire. Para empezar, obligó a Renfe a suspender el tráfico ferroviario entre A Coruña y Ferrol y a transportar por carretera a los viajeros afectados. En total, fueron seis las frecuencias que tuvieron que ser canceladas, desde el A Coruña-Ferrol de las 12.05 al Ferrol-A Coruña de las 21.51 horas.
Tampoco el transporte aéreo corrió mejor suerte. En algún momento los anemómetros recogieron ráfagas sostenidas de casi 80 kilómetros por hora, pero los picos llegaron a superar con creces los cien kilómetros por hora, convirtiendo en imposible el aterrizaje en la pista del aeropuerto coruñés. Ya desde primera hora de la mañana comenzaron los retrasos, cada vez más y más largos, en las conexiones con la capital. El vuelo de las 08.40 horas, por ejemplo, llegó con nueve horas de retraso. Pero pasadas las doce de la mañana se cancelaron cuatro vuelos.
Mientras tanto, los servicios de emergencia trataban de atender todas las incidencias que se produjeron por tierra. Además de los daños en fachadas y tejados que los vientos huracanados generaron, también cayeron por tierra muchas vallas de obra y se desplazaron contenedores. Para sujetarlos trabajaron juntos Bomberos, Protección Civil y Policía Local. Ni siquiera los árboles pudieron soportar indemnes la borrasca. Por ejemplo: cayó una rama de seis metros de largo en Archer Milton Huntington.
En el área metropolitana coruñesa, la situación fue peor: solo en Oleiros se registraron seis caídas de árboles, aunque el caso más grave de ellas se produjo en el municipio de Culleredo. Al mediodía, en la calle de Luis Seoane, en Vilaboa, un árbol de grandes dimensiones se desplomó sobre la calzada, aplastando cuatro coches.
Hoy la alerta cambia a amarilla en tierra. Sin embargo, el mar seguirá en alerta roja hasta la madrugada de mañana.