La hostelería de A Coruña amenaza con una huelga de terrazas

Los empresarios piden aplazar la subida de las tasas y denuncian que, en algunos casos, ha superado el 200%
La hostelería de A Coruña amenaza con una huelga de terrazas
Las terrazas son el principal reclamo de los establecimientos de la zona de la plaza de Vigo | Javier Alborés

La hostelería de A Coruña podría convertirse en un negocio de puertas para dentro, al menos de forma temporal y como medida de protesta. En este caso el sector alza la voz hacia María Pita, debido al incremento de las tasas de terrazas por encima del 140 por ciento. Si bien está muy lejos de ser una novedad o una sorpresa, ya que la subida fue anunciada hace exactamente un año, la llegada de las facturas y el cargo en cuenta han supuesto un duro golpe para la contabilidad de muchos establecimientos. El cabreo es tal que varios han acudido directamente a las oficinas para hacerse oír, mientras que el llamamiento a la huelga cobra cada vez más vigor si el Ayuntamiento no da su brazo a torcer.


La tormentosa relación de los hosteleros coruñeses con la administración tenía una excepción en los gobiernos local y autonómico, debido a la labor de ambos desde la pandemia: desde las ayudas a la cesión de suelo público para trabajar o la ampliación de horarios. Sin embargo, con la negociación por la regulación de las terrazas pendiente, los empresarios tienen claro que estas podrían desaparecer debido a lo inasumible de los costes. Héctor Cañete, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de A Coruña, califica el sentir de “indignación”. “Cada vez hay más gente que se plantea quitar las terrazas y empezar a trabajar sólo con interiores.  Hay muchísima indignación. Ya lo hablamos en su momento con la alcaldía y hemos vuelto a insistir con el concejal de Turismo, Gonzalo Castro: la preocupación por el futuro de las terrazas es cada vez más grande. Puedes subir un 8 o un 10 por ciento, pero no casos del 200 o el 240 por ciento”, lamenta.

 

Medidas

En este caso, además de presidente, Cañete ejerce de transmisor y portavoz de un clamor entre sus asociados. A pesar de que opta por un tono moderado y de advertencia más que de acción, no todos los que representa tienen la misma paciencia. “Esto ha sido un error de planteamiento y le pedimos al Ayuntamiento que recapacite e intente solucionarlo de alguna manera, con alguna excepción temporal”, asevera. “Sobre la mesa está un cierre patronal de las terrazas, un cierre generalizado, aunque algunos hablan incluso de insumisión en los pagos. De todos modos, eso no lo contemplamos”, prosigue.
Si bien las terrazas son un termómetro en muchos casos de la salud de la hostelería o incluso del sector turístico, Cañete cree que los precios deben ir acordes con la capacidad para trabajar. “Son un elemento importante para mucha gente, pero no somos Sevilla o Ibiza y el uso está muy limitada a momentos muy concretos. El plazo de amortización de esos costes es mayor que en otros sitios”,  recuerda.


En realidad la normativa municipal sí distingue entre temporada alta y baja, aunque en ambos casos la subida ha sido de al menos el cien por cien. Del 1 de abril al 30 de septiembre la cuota ha pasado de 15 a 30 euros el metro cuadrado, mientras que en la anual el coste es de 60 frente a los 25 del pasado año
Fuentes del Ayuntamiento muestran su extrañeza por la postura de los hosteleros. “Es la ordenanza aprobada en 2023, nada nuevo. Es la vigente”, matizan.


Recientemente, y en declaraciones a este diario, la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería hizo un llamamiento a la contención de precios para no minar más el poder adquisitivo de los clientes. Entiende el organismo que el ocio es el primer sacrificado en situaciones de urgencia o estrechez. No estaba contemplado, aunque sí aprobado, el ‘palo’ en forma de recibo de las terrazas. “Habrá terrazas que se monten y otras que no, pero como avisé en su momento los precios tendrán que subir. Siempre es así, con una subida del 240 por ciento, sólo en estos recibos, alguien tiene que pagar”, avisa Cañete.


Un ejemplo al que recientemente se dio entrada vía registro en el Ayuntamiento es la queja de un hostelero que ha pasado de pagar 836 euros anuales a recibir un cargo de 2007. Por otra parte, El Ideal Gallego también se hizo eco del caso de un hostelero de Riazor que pagaba más por dos mesas en la terraza (unos 600 euros) que por el IBI de todo el año de un local de 70 metros cuadrados.


La lista de palos en las ruedas que ha denunciado la hostelería este año va desde la reducción de la jornada laboral al incremento del salario mínimo, pasando por la inflación o la retirada de las ayudas del Gobierno central a los productos de primera necesidad.  Además, sigue arrastrando un problema de falta de mano de obra que, según indican los empresarios, le impide cumplir con el servicio deseado. 


Al final, según se encarga de remarcar Cañete con cada dardo a Yolanda Díaz o a quien toque, es el cliente el que ve cómo el menú del día, el café o la copa se van a guarismos propios de un país nórdico. 

La hostelería de A Coruña amenaza con una huelga de terrazas

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