La hostelería de A Coruña califica las bajas por depresión como una "plaga"

Cañete dice que, junto a las vacaciones y la reducción de jornada, se pierden de media 62 días al año por trabajador
La hostelería de A Coruña califica las bajas por depresión como una "plaga"
Una trabajadora limpia la mesa de una terraza durante su jornada laboral de ayer | Javier Alborés

Cuando, a la hora de repartir deseos para 2025, los hosteleros pidieron salud no estaban cayendo en un tópico o recurriendo a la salida más fácil. Estaban cruzando los dedos para que el equilibrio de fuerzas permita mantener el barco a flote. Y es que, al menos en el caso de A Coruña, la mano de obra y la fragilidad de la misma se han situado a la cabeza de las preocupaciones de los empresarios, por encima del encarecimiento de la bolsa de la compra o la reducción de la jornada laboral, hasta ahora los grandes caballos de batalla. 


Según Héctor Cañete, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de A Coruña, las bajas laborales amenazan en muchos casos la viabilidad de los negocios, con un recrudecimiento a nivel local. “Las bajas laborales es lo que más nos preocupa en estos momentos”, confiesa. “Se han disparado, especialmente por temas psicológicos. Galicia está en el doble de la media nacional y España en el segundo lugar a nivel europeo. Nos están destrozando”, añade.


Problemas 

El máximo responsable de los hosteleros coruñeses cifra en aproximadamente 20 días de media al año el tiempo de baja de cada trabajador. Más allá de las causas, Cañete incluye la dinámica dentro de una política de contratación de por sí adversa y complicada. “Tener tantas bajas supone costes y una falta de personal típica y que se ve agravada. Es una barbaridad, un problema gravísimo que hay que resolver y que se une a la reducción de jornada laboral que nos quieren imponer”, lamenta en relación a la jornada de 37,5 horas a la semana


Según las cuentas de los hosteleros coruñeses, la situación actual priva a los establecimientos de su mano de obra hasta más de dos meses al año. “Tenemos los 30 días de vacaciones, además de los 20 días de baja de media por trabajador al año y los 12 a mayores que suponen la reducción de la jornada laboral, sin negociación colectiva. Nos ponemos en 62 días al año, lo que no resiste ninguna empresa”, denuncia. 


Hablar de bajas, sobre todo cuando se trata de cuestiones de salud mental, se convierte en una cuestión espinosa. Los hosteleros no desean poner el foco sobre el qué, sino sobre el cómo se gestiona. “Ha aumentado exponencialmente el número de bajas por temas psicológicos y es algo que trata directamente el médico de la Seguridad Social, no la Mutua. No existe ningún protocolo y, como la primera visita al psicólogo tarda meses, la tenemos montada”, apunta. “Una empresa pequeña se puede encontrar situaciones como tener un tercio de la plantilla de baja. Es una plaga”, prosigue.


Cañete pide un “control mucho más estricto de las bajas”, ya que “si lo dice un médico no se puede hacer nada”. De hecho, relata casos cercanos en los que varios asociados han recurrido a detectives para realizar la vigilancia de esas bajas.

 

Al otro lado del debate

En el otro lado del debate están las personas individuales, los trabajadores que han dicho basta y no pueden seguir. Un caso actual es Alfonso, que prefiere utilizar un nombre falso y no señalar su puesto de trabajo por miedo a represalias. “No tenía vida y el jefe está todo el día encima. Hubo días de 12 horas y sólo me iba a casa a dormir para levantarme a trabajar otra vez. Entré en una situación de estrés primero e iba camino de la depresión. Lo que deben hacer los hosteleros es vigilar más a los que no cumplen”, solicita.


A sus 23 años, no obstante, Alfonso tiene claro que su trayectoria profesional en el futuro a medio plazo estará relacionada con una hostelería a la que pide un salto cualitativo para cuidar más a su mano de obra

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