El huerto de los 'chorizos' de A Coruña

Una vecina de Mesoiro Viejo denuncia que, cada vez que sus plantaciones dan sus frutos algún amigo de lo ajeno aprovecha para hacer una bolsa de la compra de manera gratuita: desde sandías a berenjenas y calabazas de gran tamaño han sido su botín
El huerto de los 'chorizos' de A Coruña
El huerto está en la carretera que une Mesoiro Viejo y Feáns | Patricia G. Fraga

Nadie sabe la vinculación emocional que puede tener un ser humano con una planta hasta que la ve nacer, crecer y dar sus frutos. Lo malo es que, en Mesoiro Viejo, el intenso trabajo de las personas que se encargan de cultivar, cuidar y dar salida a las huertas urbanas ve ensombrecido por la acción de los amigos de lo ajeno. Son varios los episodios de hurtos y saqueo de cuantas hortalizas, vegetales y demás brotan de la tierra. El último caso fue el de una calabaza gigante y una sandía que las dueñas se disponían a recoger y disfrutar en su casa. 


Como quiera que Mesoiro, Feáns y los alrededores son para muchos un pueblo dentro de la ciudad las afectadas prefieren mantenerse en el anonimato. No es difícil identificar el terreno rural en la carretera que une ambos barrios, pero son varios los emplazamientos dedicados a la siembra y sólo algunos los que han sido víctimas de saqueo. “No creemos que se trate de una gracieta, porque la verdad risa da poco, así que intuimos que quien roba lo hace de verdad para comer”, explican.Lo que no queremos es que, para llevarse las cosas, rompan todo el trabajo que tanto tiempo nos ha llevado. Si es una cuestión de necesidad que vengan a la huerta, nos lo pidan y nosotros se lo daremos de buen gusto. Preferimos eso antes que encontrarnos todo destrozado”, añaden.


Variado 

Los dos víctimas más recurrentes de los robos son madre e hija y están acostumbradas a trabajar la tierra codo con codo. No viven de ello, pero es una parte agradable de su día a día. Literalmente, porque no dejan descuidado una sola jornada un terreno en el que crecen con éxito sandías, pepinos, colifor, coles de Bruselas, berenjenas, calabacines o tomates. “Por la calabaza llevábamos esperando tres meses y pesaba más de dos kilos”, lamentan mientras depositan sus esperanzas en otra que está en proceso.


Lo de proceso es un decir, porque nada más lejos de la realidad: se trata de un huerto ecológico en el que no se usan fertilizantes. El cuidado es todo artesano, manual y directo del bolsillo de unas vecinas que se dejan unas cuantas decenas de euros cada semana. Justo lo que parece ahorrarse el ladrón en la cesta de la compra.


Aunque ni desean apuntar ni sospechan de nadie, los testimonios de algunos vecinos apuntan a una vigilancia sospechosa desde algunas zonas del barrio. 

El huerto de los 'chorizos' de A Coruña

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