El humilde enclave marinero de Matadero que el Paseo convirtió en una atractiva zona residencial

Rosalía Mera nació y creció en una vivienda de 70 metros cuadrados situada en un primer piso con balcón
El humilde enclave marinero de Matadero que el Paseo convirtió en una atractiva zona residencial
Los nu00fameros 44, 46 y 48 de Matadero, que serán derribados para construir un nuevo edificio de lujo /Patricia G. Fraga

Durante décadas, A Coruña dio la espalda al mar. Fue el Paseo Marítimo que hoy lleva el nombre de quien lo concibió, Francisco Vázquez, el que la abrió al océano y, de paso, consiguió revalorizar todos los solares situados a su vera. Es el caso de los del Matadero, allí donde nació y creció Rosalía Mera. Un rincón tradicionalmente poblado por pescadores y gentes humildes que se ha transformado en una auténtica milla de oro donde los pisos sobre plano se venden “desde 875.000 euros”, nada menos, como los de la promoción Matadero Premium que ayer publicó El Ideal Gallego


A esta zona de la ciudad le acabó dando nombre una instalación industrial. Lo hizo en aquellos tiempos en los que el borde marítimo de Riazor y Orzán estaba lleno de fábricas. Según el historiador Jesús Reiriz, el Matadero municipal se empezó a construir a finales del siglo XIX (1897 es la primera fecha que maneja), siguiendo los planos del arquitecto Pedro Mariño, el mismo que erigió años después el Palacio Municipal de María Pita. En 1903 ya estaba operativo y prácticamente concluido. Se trataba de un edificio muy funcional y que constaba de varias naves: se daba la curiosidad de que algunos de esos trayectos se cubrían en vagonetas que circulaban por unos raíles. Ya desde un primer momento se criticaron sus escasas dimensiones. No obstante, cumplió su función durante décadas, lógicamente sometido a sucesivas mejoras.

El matadero municipal, a comienzos del siglo XX
El matadero municipal, a comienzos del siglo XX

Los nuevos tiempos fueron convirtiendo en inviable su futuro en ese córner del Atlántico. Los periódicos de finales de los 70 y comienzos de los años 80 del siglo XX están bien surtidos de noticias sobre protestas vecinales por los vertidos de sangre y desperdicios a la playa conocida originalmente como Berbiriana pero a la que hoy se le nombra como la del Matadero. Los residentes escuchaban por las noches los lamentos de las reses y por la mañana se encontraban las aguas de teñidas de rojo por la sangre, y la instalación de una bomba de depuración de residuos logró aminorar el problema.


Pero el Matadero municipal finalmente desapareció pocos años después, en 1988, según el historiador Reiriz. En el solar que ocupaba se erigió el hotel Tryp María Pita, hoy Meliá María Pita.


La playa del Matadero, que no  volvió a teñir el mar de rojo nunca más, es hoy de las más tranquilas de la ciudad, hasta el punto de que de las tres contiguas (las otras son Orzán y Riazor) es la más frecuentada por las familias que tienen hijos pequeños. Sin embargo, en tiempos remotos era tremendamente peligrosa. Tanto que el 30 de agosto de 1905 murieron tres hombres ahogados en esas aguas.


De pescadero y carnicera 

La empresaria y filántropa Rosalía Mera nació el 28 de enero de 1944 en el primer piso del número 46 de Matadero, es decir, en la casa del centro de las tres que serán derribadas para levantar viviendas de lujo. No lo era la que habitó Rosalía hasta que se casó con Amancio Ortega: contaba con apenas 70 metros cuadrados. Todos estos detalles los relata Xabier R. Blanco en su libro ‘Rosalía Mera: el hilo suelto’. 


Su padre era empleado de Fenosa con pasión por la pesca que era conocido como ‘O Piocho’, que fue el nombre con el que la madre de Rosalía bautizó la carnicería que abrió junto al matadero municipal. En el libro, Gonzalo Vázquez, que fue vecino de los padres de la empresaria, recordaba así aquel ambiente: “En el barrio éramos todos como una familia. Si alguien se ponía enfermo, pues se llevaba una taza de sopa; si necesitaba algo, pues se le ayudaba. Estaban ‘O Piocho’, los ‘Violines’ (a los que les llamábamos así porque Pepe Marqués, uno de ellos, fue cantante), el famoso gaiteiro Emilio Corral… El barrio estaba formado entonces por cuatro casitas en una calle de tierra, y también estaba la finca de los Mariño, aunque estos eran de clase pudiente”.

 

Carmen Polo y Toshack 

No es Rosalía Mera la única persona famosa que se dejó ver por el Matadero. Durante la infancia de la fallecida empresaria, en la zona había un colmado que se llamaba El Bolichero que servía un magnífico marisco. Lo frecuentaban los ganaderos que acudían al matadero, pero también el alcalde Alfonso Molina y Carmen Polo


Años después, cuando fue entrenador del Depor, el galés Benjamin Toshack cenaba habitualmente en un bar de la zona. 

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