A Coruña fue, para muchos aspectos de su vida, sobre todo artística, la primera vez de Picasso. La ciudad herculina dejo un fuerte poso en el genial pintor, que no solo recordaría en su obra lo que vio y aprendió, sino que también le transmitió sus añoranzas a sus allegados, como a su hija, Maya Ruiz-Picasso, a la que no solo hablaba de su infancia, sino que le cantaba lo que aprendió en ella, como el ‘Alalá do Cebreiro’ o ‘Lévame’.
Esta tarde se inauguró en Belas Artes ‘Picasso. Branco no recordo azul’, que busca cerrar círculos sobre como lo que Picasso vio y aprendió en A Coruña lo acompañó toda su vida. Entre todas los cuadros, dibujos y bocetos (como el del caballo del ‘Guernica’) que se pueden ver hasta el próximo mes de junio, destaca también una instalación sonora, en la que resuenan las voces de Maya y de Xabier Díaz entonando esas canciones que Picasso aprendió de pequeño.
La muestra fue inaugurada por el ministro de Cultura, Miquel Iceta, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y la alcaldesa Inés Rey, así como otros representantes de la Xunta o del país francés.
Compuesta por diez secciones, la exposición abarca cuestiones como las creaciones periodísticas de Picasso, que en gran parte le sirvieron para comunicarse con su familia malagueña. La presencia coruñesa fue intensa en sus múltiples etapas, como se ven en los paisajes que pintó de Santa Margarta o el Orzán, los primeros retratos que realizó con doce o trece años en la ciudad y su evolución, o en el primer desnudo femenino que pintó en uno de sus cuadernos.
En la exposición también se pueden observar aspectos de la vida de Picasso, como su relación de amistado con Camilo José Cela, su constante búsqueda de la inspiración en otras fuentes, la presencia de la gaita en algunos de sus cuadros, dibujos y bocetos, la asunción de la ambivalencia de los gallegos o la necesidad de que el pasado lo acompañase siempre, como se puede ver en algunas de las fotografías de la muestra, en la que se le ve acompañado por algunas de sus creaciones coruñesas