El crimen que conmocionó a toda una ciudad y que traspasó fronteras tendrá veredicto en menos de un mes. La Audiencia Provincial de A Coruña acogió esta semana el inicio del juicio más mediático de los últimos años en Galicia. Lo hizo tres años y tres meses después de la muerte de Samuel Luiz, el joven de 24 años que perdió la vida en el Paseo Marítimo el 3 de julio de 2021 a causa de una brutal paliza. Tres jornadas, sin contar la de la elección del jurado popular, que han dado muchas pistas de cómo se defenderá cada acusado. Cinco personas se sientan en el banquillo. Una expareja y ex mejores amigos que llevan sin tener relación desde la fatídica noche.
Diego Montaña, Katy Silva, Alejandro Freire, Kaio Amaral y Alejandro Míguez están acusados de acabar con la vida de Samuel. Todos ellos se enfrentan a una pena por asesinato con alevosía y ensañamiento. Míguez y Freire, a 22 de años en prisión; Silva y Montaña, a 25 –para ellos consta una agravante de discriminación por condición sexual–; Amaral, a 27 años, ya que también se le atribuye el delito de robo con violencia. El juicio comenzó el miércoles y fue entonces cuando se vio por primera vez el estado actual de los procesados. Vestidos con colores claros, llegaron cabizbajos. A excepción de Amaral, que con semblante serio, miraba al frente durante toda la sesión.
El miércoles fue el día de los informes de las partes. La Fiscalía, las acusaciones particular y popular y las defensas se dirigieron a los nueve miembros del jurado para iniciar sus alegatos y tratar de convencerlos de que su versión es la correcta. La fiscal, Olga Serrano, fue tajante: “Estamos aquí por una cacería brutal e inhumana”. Las defensas piden la absolución de sus clientes y reclaman que se determine qué hizo cada uno el 3 de julio. Dos de ellas coinciden al tratar de desvincularse del hecho que para la Fiscalía desencadenó “una reacción aún mucho más virulenta”: la animadversión hacia la orientación sexual que se le atribuyó a Samuel.
El jueves fue una jornada clave: Silva y Míguez, que están en libertad con medidas cautelares, prestaron declaración. Ambos señalaron directamente a Montaña como la persona que inició la agresión y a Freire como el sujeto que se unió y le agarró el cuello a la víctima, inmovilizándola, mientras el primero le pegaba. También apuntaron a los menores ya condenados. La expareja de Diego Montaña, que por aquel entonces llevaban tres meses de relación, negó haber empujado a Lina, la amiga que acompañaba a Samuel aquella noche, diciéndole que se fuera de allí. Su papel, dijo, fue el de tratar de frenar el ataque de Montaña, dándole incluso dos bofetadas para mostrar su enfado por lo ocurrido.
Silva se mostró segura en todo momento. Excepto al final de su declaración, cuando rompió a llorar al relatar cómo es su vida en la actualidad. Su última frase sorprendió a los asistentes en la sala: “Tenían razón, fue una cacería, una animalada”. Su letrado, Luciano Prado, se centró en desmentir el hecho de que su defendida tenga algún tipo de animadversión por el colectivo Lgtbi. Anunció que en las próximas semanas el jurado podrá escuchar el testimonio de dos amigos de Silva, uno homosexual y otro transexual.
Míguez era muy amigo de Montaña y conoció al resto de los acusados a través de él. Pero en su declaración no dudó en culparle de la agresión a Samuel. Coincidió en su versión con Silva: culpa a Diego, a Alejandro Freire, alias Yumba, y a los dos menores condenados. Aseguró que, en cuanto vio la pelea, intentó frenarla, pero salió disparado por el “tumulto” y, entonces, decidió no saber “nada”. No llamó a la Policía, pero, según él, no agredió a Samuel. Ninguno señaló a Kaio, el procesado que ha pasado más desapercibido durante las tres jornadas de juicio. Su defensa, sin embargo, adelantó una baza que jugará en el proceso: la de decir que el joven y su pareja fueron las personas que ayudaron a Lina, la amiga que acompañaba a Samuel, a levantarse del suelo tras ser empujada.
Las partes y el jurado pudieron escuchar el viernes la versión de testigos de vital importancia. Lina, que se encontraba realizando la videollamada con la víctima; Vanesa, la joven con la que mantenían esta llamada; e Ibrahima Diack y Magatte Ndiaye, los dos senegaleses que auxiliaron a Samuel. La primera contó que, pese a ser ella la que sujetaba el móvil, Montaña se abalanzó hacia Luiz tras negar ambos amigos que estuviesen grabándole, dando comienzo a la fatal agresión. También reiteró que tanto Montaña como Silva llamaron maricón a Samuel. Y cargó contra Silva al insistir en que esta la empujó al suelo, diciéndole: “Tú no pintas nada aquí”, impidiendo que pudiese ayudar a Samuel. El de Lina fue un relato duro y conmovedor. En “cuestión de segundos” vio cómo la vida de su amigo se apagaba al verlo desplomado en el suelo. Tuvo que contestar, además, a preguntas incómodas, como las que hacían referencia –por parte del abogado de Montaña– a si la vestimenta de Samuel era de “apariencia homosexual”.
Vanesa pudo aportar menos detalles, ya que no se encontraba en el lugar, pero a través del teléfono vio y escuchó a Montaña y Silva. Comentó que lo único que quiere es que se haga justicia. Ibrahima, por su parte, llegó seguro e identificó, sin dudar, a Freire. Magatte reconoció a los cinco acusados como presentes en el tumulto. Ambos relataron cómo vivieron esa noche. Ibrahima llegó a decir que nunca había visto algo así. “Estaba lleno de sangre por todas partes”. Intentaron ayudarlo, pero Samuel ya estaba muy grave. Su testimonio podría resultar clave para que se haga justicia.