Respiran aliviados los responsables de un bar de la calle Rafael Alberti y los del estanco de la avenida Salvador de Madariaga, ya que cuando se disponían a abrir sus establecimientos a primera hora de la mañana se encontraron con la incómoda sorpresa de que se habían convertido en objetivos para los ladrones.
Afortunadamente para sus intereses en ambos casos los planes de los amigos de lo ajeno no llegaron a buen puerto y no consiguieron hacerse con ningún botín. Dejaron sus marcas, pero no pudieron sortear las medidas de seguridad.
La noticia, no obstante, corrió como la pólvora entre sus compañeros del gremio, quienes revivieron los fantasmas de la época en la que el Club Financiero estaba okupado. En marzo de 2023 una ola de robos en cuestión de cuatro días puso a todo el barrio en alerta.
Posteriormente, y después de un más de un año de relativa tranquilidad, durante el mes de julio los vecinos achacaron a la existencia de un narcopiso el nuevo brote de delincuencia, que se saldó con la entrada en varios establecimientos a plena luz del día. De momento, los últimos son solo hechos aislados.