Fumar en el recinto hospitalario no solo está prohibido por ley, sino que también supone un gran peligro para la seguridad. Las cifras son alarmantes: se han llegado a registrar hasta cuatro conatos de incendios a la semana en el Chuac provocados por colillas mal apagadas. A pesar de la estricta normativa estatal y la vigilancia constante, la lucha contra esta práctica es un desafío “diario” que “preocupa y ocupa” al hospital coruñés.
Hay una ley, normativas, protocolos y procedimientos internos, carteles y personal que a diario recuerda a los infractores que no pueden fumar en todo el recinto hospitalario, algo que muchos se saltan todos los días. “Fuman hasta debajo del cartel. Se da media vuelta el vigilante y vuelven otra vez. Es complicado”, explica Jose Fraga Parafita, responsable de Orden Interno y Seguridad en el Chuac.
La ley estatal es muy clara: está prohibido fumar en todo el entorno de un centro sanitario. Esto incluye, además de las zonas de interior, todo lo que son las entradas al hospital, las cafeterías e incluso el aparcamiento. “El parking es parte del recinto”, recuerda el responsable de Orden Interno. En el caso del Chuac, por ejemplo, habría que desplazarse hacia la carretera principal (AC-12) para hacerlo de forma legal.
Hacer cumplir esta normativa es un desafío, ya que el personal de seguridad no tiene competencias para multar. “La propia ley dice que la única que tiene capacidad de sanción es la inspección sanitaria. Nosotros ahí no podemos hacer nada, ni siquiera la Policía o la Guardia Civil”, explican desde el Chuac.
Poco pueden hacer entonces desde seguridad más allá de “estar encima y decirles que ahí no pueden fumar”. Parafita considera especialmente preocupante la conducta del personal sanitario. “Hasta puedes justificar que el paciente o el acompañante se fume un cigarro porque tienen esa dependencia y están en una situación de nerviosismo o alteración, pero lo que no es justificable es que lo haga nuestro personal”, asegura.
600 EUROS puede alcanzar la sanción si es leve, mientras que las consideradas muy graves varían entre 10.000 y 600.000 euros
El tema preocupa por varios motivos. Primero, por salud, pero también por imagen y, sobre todo, por seguridad. “Llegamos a tener unos tres o cuatro conatos de incendios semanales por culpa del tabaco, en papeleras o canalizaciones, porque la gente tira el cigarro en cualquier sitio”, lamenta el responsable de Seguridad. La rápida actuación del personal hace que estos incidentes no vayan a más. “Porque estamos alerta y conseguimos sofocar la mayoría. Por suerte no hubo incendios grandes en el hospital, pero eso no es porque no los haya, es porque estamos pendientes”, recuerda.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y las inspecciones realizadas, el problema persiste. “Hemos trasladado esto a las autoridades en varias ocasiones. De hecho, tuvimos una inspección sanitaria el año pasado”, indica Parafita. Para reforzar estas medidas, el Chuac imparte formación anual obligatoria a todo el personal del hospital. “Seguiremos luchando a diario con ello”, asegura el responsable.