En medio de la crisis de vivienda, que nadie niega, el debate se centra entre los que consideran que hay pocas viviendas y los que creen que ya hay suficiente, y que el acceso a ellas se ve restringido por la especulación. Las administraciones están de acuerdo en que hay que construir más, pero están divididas en cuanto a la regulación. Una cosa es cierta: A Coruña es la ciudad gallega con más viviendas vacías, según los datos del INE. En números netos, 31.568 de las 142.697 existentes.
El Instituto Nacional de Estadística realiza periódicamente estudios al respecto, y se puede comprobar como, entre 2011 y 2021 (último año con cifras oficiales), creció en mil el número de viviendas, mientras que descendió el número de hogares (es decir, donde hay personas empadronadas). Esto no ha servido para que caiga el precio de la residencia. En diez años, la población creció en más de mil personas, lo que explica por qué la media de integrantes de los hogares no varió apenas: de 2,31 a 2,3 personas.
Esos domicilios pueden ser segundas residencias o pisos turísticos. O simplemente, incluso estar habitados pero sin que sus ocupantes se hayan empadronado, por supuesto, pero hay que tener en cuenta los casos a la inversa. A esto hay que añadir aquellos pisos que simplemente se encuentran en mal estado, aunque los edificios ruinosos no se contabilizan. Sin embargo, muchos de los que están abandonados se incluyen en este grupo.
Por otro lado, expertos consultados consideran que 31.000 viviendas no es una cifra tan alta para una ciudad como la de A Coruña. Si se observan los otros núcleos urbanos, se puede comprobar que la urbe herculina, aunque tenga más domicilios vacíos, en términos porcentuales (23,2%) se encuentra no muy lejos del más bajo: Vigo (21%). Pontevedra (22,6%) es tercera. Llama la atención Santiago (30,8%) pero conviene matizar que la gran población estudiantil de la capital gallega puede haber afectado a las estadísticas, dado que los universitarios no suelen empadronarse en el lugar donde residen durante el curso.
Las ciudades de menor tamaño son las que más cuentan con una gran cantidad de viviendas vacías. Lugo, en este caso, se lleva la palma, con un 34,1%. En esta ciudad, la población se ha ido reduciendo lentamente en los últimos años, lo que podría contribuir a explicar el fenómeno. Tanto Ferrol (31,5%) como Ourense (33,4%) muestran porcentajes parecidos.
CIFRAS |
11.247 HOGARES |
2,3 PERSONAS |
37,2 KILÓMETROS |
45 LICENCIAS |
Es difícil valorar el impacto que tienen factores como las viviendas de uso turístico. A priori, 1.350 negocios de este tipo, que son los que se encuentran registrados en la Xunta, parecen una cifra insignificante comparados con 31.000 viviendas vacías. Incluso si se admite, como algunas fuentes señalan, una cantidad similar de pisos que trabajan en ‘b’. Por otro lado, la posibilidad de que fondos de inversión estén actuando para manipular el mercado choca con el hecho de que la propiedad inmobiliaria en A Coruña está muy atomizada.
Hay que tener en cuenta que, si los hogares siguen siendo cada vez más pequeños, se agravará el problema: cuantas más personas formen la unidad familiar, menos presión sufrirá el mercado inmobiliario. Pero se trata de una tendencia difícil de cambiar con la actual tasa de natalidad, y que probablemente continuará en los próximos años, a pesar de la influencia de la población inmigrante. Las grandes promociones, como la de Xuxán en los últimos años, y San Pedro de Visma en la actualidad, tendrán un efecto a más largo plazo.
Es llamativo que algunos de los barrios más cotizados sean los que tienen más residencias vacías, debido sobre todo a los altos precios que provocan gentrificación. Es decir, la expulsión del barrio de los residentes habituales que son sustituidos en este caso por personas con mayor poder adquisitivo. Una prueba de ello es que el 36% de los inmuebles de la Ciudad Vieja y el Orzán no tienen residentes.
Para ser más precisos, a estas zonas habría que añadir La Marina y Los Cantones, puesto que todos juntos forman el distrito 1, pero hay que reconocer que en estos dos últimos el número de pisos vacíos parece bastante menor. Pero es en la Pescadería donde se encuentra el valor más extremo con las calles Olmos y Real. Allí, el 42% de sus más de 1.120 viviendas están libres.
La Ciudad Vieja y el Orzán son los barrios que registran menos habitantes empadronados
Aunque en los diez distritos de la ciudad existe un buen porcentaje de pisos vacíos, estos se concentran sobre todo en los barrios donde es más patente el deterioro urbanístico: edificios vacíos, en muchos casos abandonados, construidos durante la época del desarrollismo de finales de los sesenta y de los setenta y que se encuentran en malas condiciones y muchas veces tapiados y amenazados por la okupación. En el lado positivo, los altos precios de la vivienda parecen estar incentivando la rehabilitación de edificios donde los promotores no querían trabajar porque la normativa era restrictiva.
Otro factor que está impulsando la rehabilitación es el negocio de los pisos turísticos. Esto tiene su efecto negativo, puesto que no saca al mercado más viviendas, pero permite rehabilitar edificios enteros. En otros casos, es la administración pública la que está tomando la iniciativa, reformando edificios en la Ciudad Vieja, San Andrés o en Marqués de Pontejos. Sin embargo, el proceso de desplazamiento de la población a los barrios más periféricos continúa inalterable.