El eclipse parcial de Sol de este fin de semana ha vuelto a deparar imágenes que los expertos como Marcos Pérez, director de los Museos Científicos Coruñeses, siempre ven cuando se produce uno de estos fenómenos: personas haciendo un mal uso de toda clase de aparatos para tratar de disfrutar del evento. Desde cristales de soldadura, radiografías o películas en negativo, pasando por las famosas gafas de eclipse o soluciones caseras como, directamente, un montón de lentes de sol apiladas unas sobre otras, son múltiples los artilugios que muchos curiosos utilizan de forma errónea para ver los eclipses.
Si bien Pérez se lo toma con humor, y asegura que esta situación se debe en parte a “un aspecto de la inteligencia humana, que tiene que ver con la capacidad de inventar soluciones para problemas concretos”, lo cierto es que observar un eclipse de Sol sin la protección adecuada puede resultar en lesiones oculares de gravedad. Por ejemplo, explica, la retinopatía solar, una afección provocada por el exceso de radiación ultravioleta en las retinas que puede causar una pérdida parcial o total de la visión. “No es una broma”, asegura. En los días posteriores a un eclipse de Sol, comenta, se disparan las búsquedas en internet sobre ‘ojos dañados’.
Fenómenos astronómicos como las auroras boreales o las lluvias de estrellas no implican tales problemas, con lo que los expertos como Pérez tienen “una responsabilidad sobre la salud pública” en el caso de los eclipses: “Es necesario poner el foco en las formas que sabemos que son seguras al 100%”. Y estas son las que los coruñeses que se acercaron a la Casa de las Ciencias pudieron usar para ver el eclipse del pasado fin de semana: los telescopios profesionales con filtros solares específicos y los métodos de proyección como tubos de cartón.
Por tanto, nada de gafas de eclipse, el método que parece haberse vuelto más popular entre los aficionados. Pérez explica que el problema con estas lentes es su durabilidad: “Los filtros solares que llevan son frágiles y pueden degradarse rápido, con lo que pueden servir para un eclipse, pero no para varios”. Otro problema puede ser su origen. Del mismo modo que uno no confiaría en comprar por internet en plataformas de dudosa confianza para otros temas relacionados con la sanidad, Pérez cree que lo mismo debería pasar con estas gafas. “Si se van a comprar, al menos que sea en una óptica. Pero para el siguiente eclipse deberían comprarse otras”, manifiesta.
Un esfuerzo enorme para un resultado poco gratificante. “La imagen que ofrecen las gafas de eclipse es muy pequeña, y no permiten ver, por ejemplo, qué formas proyecta su luz, cómo se deforman las sombras... Un eclipse es mucho más que esa imagen”, explica. Una imagen, en cualquier caso, que cualquiera podría haber visto de forma mucho más aumentada este fin de semana en el streaming que se realizó a través de Youtube con uno de los telescopios profesionales de la Casa de las Ciencias. Todo ello sin pasar por alto que hubo telescopios a disposición del público, así como métodos de proyección, como tubos de cartón, que “se llevan usando toda la vida”: “Los filtros solares son una tecnología reciente, pero desde hace miles de años los humanos han utilizado esta clase de métodos caseros para ver los efectos de los eclipses de forma totalmente segura”.
En A Coruña, además, cobra especial importancia aprender sobre estos métodos, pues el 12 de agosto de 2026 habrá un eclipse total de Sol, al que seguirá otro parcial en 2027 y uno anular en 2028. Allí estarán los expertos como Pérez, dispuestos a “educar con paciencia” y a explicar cómo proceder a los coruñeses que quieran disfrutar del que será el evento astronómico del siglo.