El homenaje que el barrio de Os Castros rindió al profesor Francisco Vales Villamarín es ya un tesoro oculto, aunque lo será durante el mínimo tiempo posible y hasta encontrar una fórmula que haga justicia al patrimonio que supone y la singularidad que representa entre todo el callejero de A Coruña. Las obras del número 5, que se extenderán durante aproximadamente dos años, han hecho que las lonas y el andamiaje cubran el letrero, para el que la familia reivindica un trato de cariño.
Todo comenzó con el reportaje publicado en El Ideal Gallego el pasado mes de agosto. En este se explicaba cómo en el año 1961 esa placa fue la mejor forma de agradecer su labor por parte de las generaciones a las que moldeó y educó. Hoy, los herederos se movilizan para que ese cariño permanezca en el recuerdo y en el día a día. “Me tomo la libertad de dirigirme a usted a raíz de una noticia aparecida en El Ideal Gallego”, encabeza su escrito a la alcaldesa Rosa María Vales Villamarín, nieta primogénita del maestro. “Solicito en nombre de la familia heredera que, si es posible, esa placa se coloque en un lugar más idóneo, al encontrarse el edificio donde está actualmente en muy mal estado y con síntomas de abandono, una circunstancia que desmerece la singularidad de la calle y, en consecuencia, también la memoria de nuestro familiar”, indica.
Se trata solamente de una de las muchas veces en las que los descendientes piden un cariño para la placa. De hecho, todos ellos, diez hermanos, un tío y 25 biznietos, están trabajando de manera organizada para poner en valor todo el legado. La Fundación Vales Villamarín nace con ese objetivo principal. Lleva en marcha, aproximadamente, un año y como presidentes vitalicios están la propia Rosa María y José Domingo, los más veteranos.
El Ayuntamiento, a través de su Concejalía de Cultura, se ha puesto en contacto con los familiares de Vales Villamarín y se ha comprometido a hacer algo especial con la placa, aunque todavía están buscando la fórmula idónea. Lo que es seguro, según fuentes consultadas, es que tendrá un tratamiento especial y habrá una “puesta en valor”. De hecho, la intención es mantenerla visible, ya que la vocación de los vecinos de Os Castros siempre fue hacer público y perenne ese cariño.
De todos modos, y mientras se ejecuta una obra que es de carácter privado y que renovará por completo el aspecto del inmueble, una de las posibilidades es una exposición permanente de la placa junto a otras históricas, en uno de los museos que cubran la vida pasada de la ciudad.