Este pasado fin de semana, el mercado provisional de Monte Alto, ubicado en la plaza de Indalecio Prieto, cumplió dos años. Cuando apenas queda medio año para que finalicen las obras de renovación y mejora de la tradicional plaza de abastos del barrio herculino, los placeros se debaten entre la nostalgia por sus días de venta en aquel lugar y las ganas de quedarse en una nueva lonja que, pese a las dificultades iniciales, han aprendido a ver como su hogar.
“Yo, por mí, ya me quedaba aquí hasta la jubilación”, asegura tajante Javier Abeleira, carnicero. “Aquí estamos muy contentos: hicimos clientela nueva, nos montaron muy bien los puestos... Yo ya estoy acostumbrado, y además la gente de la zona es muy buena”, resume. Abeleira fue uno de los comerciantes que se trasladó desde el tradicional mercado de la calle Forcarei a este en Indalecio Prieto, a unos 500 metros de distancia. “Se suponía que tenía que estar acabado en junio pero nos dijeron que hasta septiembre o octubre no estará”, explica: “El anterior es verdad que era mucho más grande, que estaba muy bien pero, en mi caso, no lo echo de menos”.
Una opinión similar comparte la también carnicera Catherine Leira, quien asegura: “Nos costó un poco al principio, pero ahora la gente nos está correspondiendo”. “Yo ahora mismo no echo de menos el anterior mercado: es que ahora tenemos que volver para allá, volver a montar todo, a empezar de cero...”, enumera.
Tampoco tiene claro si el regreso contribuirá a que vuelva la clientela de toda la vida: “Supongo que los clientes de allí volverán, pero muchos también cambiaron y se acostumbraron a venir aquí. Igual no vienen tanto, una o dos veces a la semana, y ya llevan para los siete días, pero sí es verdad que hay mucha gente, sobre todo mayor, que no puede venir”, reconoce. En cualquier caso, reitera, “por mí podían dejarnos aquí”.
No siempre lo tuvo tan claro. “El primer mes fue muy bueno, una pasada, pero a partir de ahí empezó a ir cuesta abajo, hasta que volvió el puesto de pesca y esto volvió a ser lo que era”, narra. El mercado, explica, atravesó un periodo de dificultad entre septiembre de 2023 y junio de 2024, cuando el dueño del anterior puesto de pescado se puso enfermo y tuvo que dejarlo.
En ese momento entró en escena Sandra Rodríguez, quien ya había trabajado en el mercado de San Agustín, asumiendo el puesto de pescado, y la plaza de Indalecio Prieto comenzó a remontar. En su caso, al llevar solo nueve meses allí, Rodríguez no tiene muy claro qué deparará el cambio. “Aquí me va muy bien, no me puedo quejar”, explica. Sí cree que el edificio reformado supondrá una mejoría en muchos aspectos: “Ya vimos cómo van a quedar los puestos, van a ser muy bonitos, con expositores y de todo. Estoy bien aquí, pero tengo ganas de ver cómo será. Para mí, será una experiencia nueva”.
Por su parte, Iván Maroño, frutero, es quien más echa en falta su puesto en el anterior mercado: “Si depende de mí, cuanto antes regresemos mejor”. Cree que, a estas instalaciones no acude parte importante de la clientela fiel anterior: “La gente mayor no baja hasta aquí, está lejos, y les cuesta volver caminando si tienen que ir cargados”. “Yo tengo ganas de volver y creo que todos, en general, las tenemos”, resume.
El placero expone que ya se han reunido con el Ayuntamiento y les han explicado “cómo va a ser el espacio”. “En teoría, en septiembre u octubre ya debería ser el cambio, pero no sabemos bien. Ya hicimos reuniones, les explicamos cómo lo queríamos... Ahora solo estamos esperando a que nos lo coloquen”, sentencia.