El último San Juan pasará a la historia por muchas razones. La primera, por celebrarse después de una pausa de dos años causada por la pandemia. La segunda, porque se instalaron dos puntos violetas donde las mujeres que se sintieran acosadas o agredidas por varones pudieran acudir a pedir asistencia y tercero, porque la Policía Nacional derribó un dron que estaba sobrevolando por encima del público que estaba divirtiéndose en la arena, junto a las hogueras, la noche más mágica del año, algo ilegal. En medio de la oscuridad, pocos se enteraron de lo que había ocurrido.
Lo irónico es que aquel día se había pedido permiso para sobrevolar el Paseo Marítimo con drones, pero había sido la Policía Local quien lo había tramitado, puesto que el Cuerpo municipal cuenta desde hace meses con dos de estos aparatos, y los planes, según había comentado el concejal de Seguridad Ciudadana, Juan Ignacio Borrego, contemplaban desplegarlos por primer vez aquella noche. Sin embargo, no todos los policías locales habían acabado los cursos de pilotaje y los trámites así que, finalmente, el único vuelo de un dron que se registró fue uno ilegal.
Resultó que los miembros de la Unidad de Seguridad Aérea de la Policía Nacional, que están destacados en la Jefatura Superior, se encontraban en el puesto de mando de emergencias, que se levanta en La Coraza en San Juan, quizá en previsión de algún incidente. Ya era noche cerrada cuando detectaron un dron volando sobre sus cabezas y fue entonces cuando uno de los agentes decidió utilizar un arma inhibidora para hacerlo descender.
El arma envía una señal electrónica al aparato y evita que el piloto pueda controlarlo desde tierra, de manera que acaba aterrizando suavemente y puede ser recuperado. Sin embargo, en el momento del disparo, el aparato se encontraba sobre el mar, de manera que acabó hundiéndose. Se envió la lancha del Grupo de Rescate Acuático (GRA) de los Bomberos en su búsqueda, pero no pudieron recuperar el dron, que acabó desapareciendo bajo las aguas de la bahía del Orzán.
Los sistemas de detección electrónicos de los que dispone la Policía Nacional les permitió determinar que el dron había despegado de Riazor, y los agentes están investigando, a partir de los datos telemáticos, al responsable de este vuelo ilegal. Se trata de la primera vez, o una de las primeras, que la Policía Nacional hace uso de estos medios en A Coruña para derribar un dron.
Sin embargo, no es la primera vez que ocurre este año: en febrero, el Equipo Pegaso de la Guardia Civil (los especialistas en gestión aeronáutica del Instituto Armado) investigó a un vigués residente en A Coruña que estrelló un dron contra la linterna del faro de la Torre de Hércules mientras intentaba tomar fotografías del monumento. Fueron los vigilantes de seguridad del faro romano los que descubrieron el aparato estrellado y alertaron a la Guardia Civil, que multó al responsable y puso los hechos en conocimiento de la Agencia Estatal de seguridad Aérea.
Hay que tener en cuenta que volar un dron es especialmente problemático en A Coruña. No solo se necesita de un titulo de piloto, sino que también hace falta un permiso para volar la aeronave en la zona controlada (CTR) del aeropuerto de Alvedro. En efecto: la ciudad y sus alrededores se consideran una zona sensible y controlada como canal de paso hacia el aeropuerto, que tiene tráfico aéreo de aviación ligera y de servicios de mercancías, de ahí que en caso de que se cometan estas infracciones, haya que alertar a la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) a donde van a parar las sanciones.