En el último año se han registrado varios ejemplos de una forma de protesta que antes era inédita en A Coruña: las caceroladas ante puntos de venta de droga. El procedimiento siempre es el mismo: un grupo de vecinos indignados por los problemas de inseguridad y convivencia que causan los toxicómanos se coordinan a través de las redes sociales (normalmente a través de un grupo de Whatsapp) y acaban concentrándose delante de un narcopiso para exigir el cese de los trapicheos. El próximo en hacerlo será el barrio de Agra do Orzán, donde los vecinos han detectado otro supuesto narcopiso en el número doce de la calle Laracha.
Fuentes de la Policía Nacional consultadas señalan que están al tanto de que existe actividad, pero todavía no pueden definir si es en realidad un narcopiso (es decir, un lugar que se usa como punto de venta de droga) o simplemente está habitado por gente conflictiva. Según una vecina, “comenzó hace cuatro meses, cuando aparecieron unos nuevos vecinos. El dueño es dependiente, tiene una minusvalía y está solo. Confió en lo que le decía un inquilino que se marchaba, que le iba a buscar a una gente estupenda”. El primer día cambiaron al cerradura y a partir de entonces, comenzaron los problemas.
“Subía y bajaba gente a todas horas así que pusimos cámaras de seguridad”, explica. Llegaron a contabilizar a unas cuarenta personas entrando desde las diez de la mañana a la cuatro de la madrugada. Las peleas eran constantes, así que acudió en varias ocasiones la Policía.
También señalan que los inquilinos originales realquilaron habitaciones a jóvenes provenientes del 120 de la ronda de Nelle, ese edificio okupado que se había convertido en un epicentro de delincuencia hasta que se tapió después de un incendio intencionado, provocado por una pelea entre pandillas de estos jóvenes, muchos de los cuales se hallan en situación irregular.
Además, los vecinos escuchan a veces gritos y peticiones de auxilio de una mujer, lo que no hace más que aumentar sus preocupaciones. “Tenemos cita con la concejala de Seguridad Ciudadana (Montse Paz) el martes, y el miércoles vamos a hacer una pequeña protesta, a ver cuántos somos”, explica la vecina. El acto tendrá lugar a las ocho de la tarde frente al inmueble en cuestión.
Las organizadoras están hartas y por eso se están organizando. “Un compañero está haciendo los carteles y a ver cómo resulta”, comenta. En algunas ocasiones la protesta ha conseguido cerrar el narcopiso, pero solo porque era un punto de venta y no de residencia, porque los supuestos traficantes no abandonan sus hogares sin más. En el caso del número 120 de la ronda de Nelle, por ejemplo, también hubo una concentración, y resultó inútil.
Pese a todo las vecinas sienten que tiene que hacer algo, sobre todo por las chicas. “Entiendo que hay lugares peores, pero no es donde yo vivo”, rematan. Será la primera cacerolada desde junio, cuando se celebró una en la calle Vizcaya.