Detrás de las grandes ideas, hay una corazonada. La de Xosé Antonio Touriñán y David Perdomo surge más bien como una necesidad: la de hacer reír a la gente. Cada noche del confinamiento, sus directos de Instagram se convirtieron en una cita ineludible para muchas personas que buscaban escapar un poco de la realidad del encierro y donde estos dos cómicos coruñeses también volvieron a sus orígenes.
“Para min foi unha gran medicina, era saúde aquela hora ríndome”, confiesa Touriñán. Con él coincide su “pareja escénica”: “Era profundamente necesario, ya no solo por los demás, sino por nosotros mismos. Yo lo vivo todo como un recuerdo bonito dentro de una pesadilla”.
Touriñán reconoce que nunca había hecho directos de Intagram: “Parecíamos dous avós que non tiñamos nin idea de nada e foi maravilloso ir descubriendo todo iso. Era xogar a facer personaxes e tiña a mesma sensación de fai vinte anos cando empecei”.
Los humoristas jugaban a dejarse llevar, sin guiones ni pautas. Sacaban un personaje de los filtros de Instagram, de una gorra o de unas gafas y le daban vida mientras el otro le seguía incluso hasta los lugares más absurdos. “Yo haciendo de Javi me comía un yogur todas las noches de casi un litro. Llegué a comer hasta comida de perro”, recuerda Perdomo.
Una de las anécdotas favoritas de Touriñán fue cuando invitaron a Dani Rovira a unirse al directo. “Ten millóns de seguidores e empezou a entrar xente de Sudamérica. Non sei se chegamos a 20.000 persoas véndoo pero a maioría da xente non entendía nada e poñían: ‘pero estos qué hablan, qué dicen, no entiendo nada’. Foi moi divertido”, cuenta el cómico entre risas.
Pero el mejor recuerdo para Touriñán fue poder pasar tiempo con su familia. “Disfrutei un montón con Patricia, a miña muller, e cos meus fillos. Dame un pouco de vergoña e de rabia dicilo así, porque foron momentos difíciles, pero nós tiñamos unha sensación como de vacacións. Curiosamente, na miña casa foi o tempo onde máis estivo apagada a televisión”, asegura.
Mientras, Perdomo se dedicó a “ser uno más”. “No fui nada original. Hice pan y era de los afortunados que tenía mascota para pasear. Me parece todo una anécdota absurda”, confiesa.
De estos momentos de carcajadas a través de una pantalla también nació algo más: Corentena. Este show vuelve con una segunda edición completamente nueva, donde una persona del público se convertirá en el personaje de un videojuego mientras los cómicos se adueñan de todos los “bichos” que van apareciendo en la partida, siempre manteniendo esa esencia del humor primario que ofrecieron en el encierro.
“Haríamos lo mismo una y mil veces”, asegura Perdomo.