La Marina, la Torre de Hércules y las montañas de basura se han convertido en las tres grandes postales virtuales de la ciudad y el objetivo predilecto de las cámaras de los turistas en las últimas semanas. Por desgracia para el orgullo coruñés, los más recientes visitantes, especialmente los efímeros cruceristas, encuentran en la singularidad de la estampa provocada por la huelga un reclamo y una particularidad que resulta hasta divertida para quienes no tienen que lidiar con ella. “Los clientes de los cruceros vienen a propósito, nos preguntan el por qué de la situación y no paran de tomarse fotos”, comentan desde la Farmacia Ruiz de Gordejuela Quindos, en San Andrés. “Es bastante vergonzoso, hasta el punto de haberse convertido en toda una tendencia”, añade la boticaria, cuyo negocio está en uno de los puntos más negros de toda la zona centro.
Como si de los murales de Banksy en Bristol se tratase, algunos ponen pie en la ciudad ya conscientes de lo que se van a encontrar. Solamente falta un mapa temático que señale los puntos más voluminosos, aunque encontrarlos no sea especialmente difícil. Es la vertiginosa velocidad de unas redes que superan la eficacia de cualquier campaña de comunicación. “Vimos algunas fotos en internet y nos acercamos a ver si era verdad lo que contaban”, confiesa el británico Erik, Estrella Galicia en mano y recuerdo capturado en su móvil. A ellos no les interesa quién tiene la razón en el conflicto que ha provocado un parón intermitente desde San Juan y que amenaza con hacerse permanente en el mes de agosto. Sin embargo, serán las voces de la experiencia del verano en A Coruña. Los pioneros de lo que podría denominarse un ‘turismo basura’, que no una basura de turismo.
Más allá de las experiencias pestilentes de los clientes y los trabajadores, una de las sentencias que más han marcado a la propiedad de la librería Moito Conto, en el número 35 de San Andrés, es la aseveración de una pareja de turistas que situó A Coruña a la cabeza de las ciudades más sucias que han conocido. “Nos dijeron que somos la ciudad más sucia del mundo junto a Nápoles”, recuerda Esther Gómez, propietaria del establecimiento.
El próximo 1 de agosto Jorn Lucas cumplirá dos años de residente en la ciudad. El periodista neerlandés siempre se ha mostrado muy activo a través de X, antiguo Twitter, sobre lo positivo de la movilidad cada vez más europea de la ciudad. Sin embargo, también es muy crítico con la gestión del conflicto de la basura. ““Es una maldita vergüenza”, subraya. “El alcalde, alcaldesa en este caso, en general es responsable de la seguridad y salud pública en una ciudad: si ves un edificio en llamas lo primero que debes hacer es extinguirlo. Luego ya podrás preguntar quién provocó el fuego y la prevención, pero lo primero es atender una emergencia. Si todas esas montañas de basura en pleno verano no son una emergencia yo ya no sé a qué se le puede llamar como tal”, añade.
Respecto a la valoración de A Coruña en cuestiones medioambientales y de limpieza Lucas prefiere no tomar como modelo su país natal, con el que considera las comparaciones odiosas. “En general, A Coruña está en mal estado. A lo mejor estoy acostumbrado a la mesa de billar neerlandesa, pero las calles, el arcén, los accesos a la ciudad... todo está roto o con grietas, y eso es dejadez”, lamenta.
Lejos de reducirse, la ‘duna’ de basura que crece en San Andrés al lado de la duna que pisó Julio Cesar está a punto de ‘cegar’ los escaparates.
Los comerciantes no quieren apuntar a un culpable único aunque subrayan: “Espero que todo esto tenga las consecuencias que debe y no sé qué es lo que hace la oposición”.