El centro cívico de O Birloque es ya una realidad con las puertas abiertas de par en par para los vecinos. Es quizás el titular soñado durante años (al menos dos y medio) por parte de buena parte de los residentes, las dos asociaciones de representación que defienden los intereses del barrio, así como la Federación de Asociaciones Vecinales. Quizás por ahí pueda empezar a entenderse lo masivo de un acto inaugural que a punto estuvo de dejar pequeña la capacidad del espacio en sus primeras horas de vida, ya que decenas de personas acompañaron a la alcaldesa, Inés Rey, a parte de su equipo de Gobierno y a la subdelegada del Gobierno, María Rivas.
Salió el sol por fin en la avenida de Glasgow, en una jornada en la que los elementos sonrieron para que se convirtiese en idílica. No se trataba de hacer política, y sí barrio, y por eso el discurso de la alcaldesa fue exclusivamente de agradecimientos y de apenas tres minutos. “Bienvenidos a la inauguración de este centro cívico en O Birloque, una ansiada apertura de un centro que hace barrio, hace ciudad y es lugar de encuentro para los vecinos”, indicó junto a los concejales Francisco Díaz Gallego (Urbanismo), Diana Cabanas (Empleo, Comercio y Mercados), Yoya Neira (Medio Ambiente) y Nereida Canosa (Bienestar Social). “Quiero dar las gracias a la subdelegada del Gobierno, María Rivas, que fue quien tramitó esos fondos que permitieron conseguir un millón de euros para tener este centro abierto”, recordó. Por su parte, a Luisa Varela, presidenta de la federación vecinal, le esperaba un regalo doble: por un lado el final a más de dos años de reivindicaciones para recuperar su hogar tradicional y, por otro, un cumpleaños feliz a modo de sorpresa al que respondió visiblemente emocionada. Lo entonaron sus representados y los representantes políticos.
Finalizadas las formalidades fue el turno de realizar un pequeño recorrido por una instalación que alberga varias salas para actividades, un espacio principal que evidentemente se llenará de bailarines y una terraza en la que muchos de los presentes aprovecharon buena parte del evento. En el evento hubo miembros de agrupaciones vecinales cercanas y no tanto, pero sobre todo se respiró un clima de alegría, festivo y camaradería en el que no hubo reivindicación o reproche alguno y sí muchas buenas palabras. De hecho, varias asociaciones acudieron en grupo y quisieron hacerse fotos con todos los miembros del Gobierno local.
Encendida la música y devorados a velocidad exprés los pinchos de cortesía (seguramente la previsión era de muchos menos asistentes) fue el turno en el que políticos y vecinos bailasen al unísono. Literalmente. Porque es difícil ver un mayor ejemplo de buenrollismo y civismo (para algo era un centro cívico) entre instituciones y ciudadanos. ‘El vals de las mariposas’ quedará para la historia de O Birloque como la primera canción bailada en su nueva pista, y en la que la corporación municipal también gastó pista.
A la hora de hacer valoraciones, Luisa Varela, pronosticó: “Vamos a ganar un cien por cien en independencia y calidad de vida”. Por su parte, la asociación Monte Martelo, que acudió casi al completo, apuntó: “Tener un lugar en el barrio donde hacer actividades es muy positivo”. Y así nadie tendrá que irse ya con la música a otra parte.