El verano ha empezado pero los días de buen tiempo se resisten. Aun así, los socorristas velan cada día por la seguridad en los arenales locales.
¿A qué se dedican estos días?
Daniel Cotelo: Aunque haga mal tiempo tenemos trabajo igual, bajamos con el buggy o hacemos deporte en el agua, además de estar vigilando porque siempre hay surfistas o gente que pasea o se baña... Estamos siempre un equipo de ocho personas. Yo llevo nueve años en las playas de Arteixo, siete en Sabón, y Saray 4, siempre en esta de Sabón.
¿Qué es lo peor que les ha tocado vivir en estas playas?
Saray Muíños: Justo los dos tuvimos una parada aquí hace cuatro años, en mi primer año. Sabón es una playa muy grande y hay muchas corrientes, y por desconocimiento siempre hay alguien que va a parar a una. Lo más numeroso siempre son picaduras de escarapotes y gente que no puede salir del agua, a lo mejor no son rescates como tales pero sí tienes que ayudarles. Emergencias grandes, de activar la lancha y demás, no hay muchas.
¿Se bañan con bandera roja?
S.M.: Muchísimas veces. En Sabón hay una zona separada que parece que no forma parte de la playa y la gente no atiende a razones, tenemos que entrar allí muchas veces. La bandera roja no es solo por oleaje, sino porque hay corriente, pero a veces no se ven olas y se pierde el miedo. Los casos de emergencias que tenemos suelen ser porque no se siguen las indicaciones del socorrista.
¿Qué caracteriza estos arenales?
D.C.: De un verano para otro cambian muchísimo debido al dique, incluso del principio del verano para el final cambian un montón los bancos de arena, las corrientes... Son peculiares. Antes eran cerraditas y con muchísimo oleaje, se conocían por ser peligrosas y ahora por ejemplo Sabón es una playa muy familiar.
¿Recordaban un verano así?
D.C.: Yo empecé en 2016 y fue el año más caluroso que recuerdo, todo días de sol, venía un día de lluvia y lo agradecías un montón porque era descanso. No recuerdo algo así en nueve años, y mira que Sabón cualquier día con un poco de sol hay más de mil personas. El año pasado tampoco fue muy bueno, pero por lo menos a estas alturas los novatos ya sabían trabajar y ahora no han tenido nada de presión (risas).
En muchos municipios tienen problemas para encontrar socorristas.
S.M.: Es un trabajo con riesgo y poco reconocido. Se tiene la idea del socorrista de las películas todo bronceado que va a lucirse. Está poco remunerado y tienes que tratar con la gente, que a veces te ve joven y no te hace ni caso.
¿Cuánto daño ha hecho ‘Los vigilantes de la playa’?
D.C.: Mucho. Esa idea de Mitch Buchannon, de hacer el rescatazo tú solo, no existe. Aquí estamos todos para todo.