Los autobuses decorados con la fotografía de Carles Puigdemont llegan al sur de Francia una hora antes de que empiecen los mítines y descargan a centenares de militantes y simpatizantes que quieren ver en directo al candidato.
Más que una campaña electoral, JxCat quiere ofrecer a sus militantes "la experiencia Puigdemont", que vivan en primera persona los últimos -aseguran- mítines del expresident fuera de Cataluña, a la que quiere regresar coincidiendo con el debate de investidura.
El espacio Jean Carrère, un polideportivo sin canastas situado en el centro de Argelès-sur-Mer, que toma el nombre de un jugador de rugby que llegó a ser internacional y que fue alcalde del pueblo durante casi 20 años, es donde JxCt celebrará todos los actos de su campaña.
En una carpa blanca frente al pabellón hay 35 mesas con bancos, tres dianas para jugar a los dardos, seis futbolines y dos food-trucks que venden bocadillos y hamburguesas. De fondo, y durante todo el día, se va repitiendo una playlist de música catalana actual, el género que impera y del que JxCat sólo sale para poner el "No surrender" de Bruce Springsteen del final de cada mitin.
"Parece que hemos montado un 'Oktoberfest'", apunta entre risas un militante de Junts que hace cola para recoger un perrito caliente en uno de los puestos de comida, en los que también venden bocadillos -a 8 euros-, y conos de patatas fritas -5 euros-, además de bebidas en lata por la tarde y cafés por la mañana.
El partido calcula que más de 10.000 personas se han apuntado para venir a los mítines de Argelès, desbordando las previsiones iniciales: "Es más fácil que la gente vaya a la 'Catalunya Nord' que no que se apunten a un acto en el pueblo de al lado", reconocía un dirigente de Junts en un corrillo con periodistas.
En las redes sociales de candidatos y dirigentes se repite el hashtag #JoHiEra (Yo estaba) y las imágenes de autobuses vinilados rumbo a Francia, en la que es la mejor síntesis de esta campaña.
El acto de inicio de campaña coincidió con el 44 aniversario de la JNC, las juventudes de Junts, históricamente vinculadas a CDC, y unos cincuenta militantes se dejaron ver en el polideportivo con sus banderas 'esteladas' y sus banderolas, que son de un azul que está entre el color turquesa habitual de Junts y el azul marino presidencial de la candidatura de Puigdemont.
En el escenario, tanto Josep Rull como Jordi Turull tuvieron palabras de reconocimiento a la JNC, en la que ambos militaron -y rivalizaron- de jóvenes.
Al acabar el mitin, los jóvenes subieron el escenario a hacerse fotografías y a cantar "Visca visca visca, Joventut Nacionalista", ante la sorpresa de algunos periodistas por la similitud con los cánticos que se oyen en los mítines del PSC, en los que se canta, con la misma cadencia, "Visca visca visca, Catalunya Socialista".
Y, al acabar, se hicieron una fotografía con Josep Rius, Rull y el propio Puigdemont, que sujetó junto a Turull unas velas encendidas con un 44.