La ramita de romero

Pablo pide perras. Bueno, es un clásico, nada nuevo. Te metes en redes y está Pablo o pidiendo perras o queriendo azotarlas. Nuestro coletas antifascista se ha convertido en un Colectas lanza micros, todo sea por la eterna búsqueda del sueño proletario. Ahora quiere convertir el antro Garibaldi, ese lugar de reminiscencias trainspottianas y lucha partisana de los Clicks de Famobil en un remedo de los Teatros del Canal, con espacio para tango, poesía, proletariado caviar, vermú a 10 euros mezclado, no agitado y sin cebollita y bien de pañuelos de Arafat, que en mi casa se usaban de mantel en los días señalados o de disfraz de pirata berberisco cuando cuadraba. No éramos en casa muy de censurar los disfraces, es lo que tiene crecer en Coruña con los choqueiros. ¿De qué vas? De pirata berberisco choqueiro. ¿Y ese pañuelo palestino? Es del tío del Yemen, lo usamos de mantel. Arreglao. 


Pablo pide perras, la UCO comenta que nuestro héroe nacional torero banderillero se fue a un parador con una furgoneta de las Dallas Cowboy Cheerleaders de Melgar de Fernamental, siempre imitadas pero nunca igualadas y acabó destrozando la cama con dosel, la suite nupcial, el desayuno bufet, el baño con burbujas y dos Audis que gracias a Dios no eran eléctricos. Nuestro White Lotus versión banderillas ensangrentadas. 
Todo eso mientras había una pandemia en la que la publicidad te instaba a no tocarte los ojos o la boca (de hacer el amor mejor no hablamos) y a limpiar con lejía la botella de lejía. A veces pienso que nos tomaron un poco el pelo pero luego se me pasa, me acuerdo de que tengo que entrar en la página del colectas para darle dinero, donaciones y así la lucha partisana se extienda en el Garibaldi II, espacio cultural con tambores, escritoras okupas y becadas en Cuba, más escritoras que odian a los funcionarios pero que viven como funcionarias y becadas en este nuestro país, escritores –becados también, ni un antifa sin su beca– que llevan a la cárcel regalos de Navidad a pobres asesinos de niños que pasan frío y hambre en el patio de la cárcel como si de una pobre cerillera se tratara, cantautores (¿Aún quedan? ¡Con lo de la mina no apareció ninguno!), la Tarara y su vestido blanco, a desalambrar, a desalambrar, que la caña es nuestra, tuya y de aquel, de Pablo e Irene, de Pam e Ionéééeé…


Y mientras se oyen tambores de guerra, Feijóo se agacha para hacerse la foto con Von der Leyden como te la haces con los niños en la primera comunión, aranceles, aranceles, resulta que un futbolista inglés de barrio, paliducho, humilde y de ojos glaucos le mete dos goles al Madrid y descubren que el pavo tiene una novia pasada de peso. El ataque masivo y despreciable a una chica en plan venganza siciliana hizo que tuviese que borrar sus fotos de las redes sociales. Pues mal. Muy mal. Lauren Fryer, mándalos a freír churros y luego te los comes, y si te sobran me das alguno, pero que sean del Timón o de Bonilla. Los dos tienen un hijo rubito y muy pavero y se quieren con ojos de tarta de nata y fresas, ¿Por qué ese chico va a tener que dejar a una persona a la que ama para cumplir el estereotipo obligado?

La ramita de romero

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