La escritora Emilia Pardo Bazán fue pionera en muchos ámbitos pero su "lucha incansable" por la educación de la mujer y la igualdad de género es todavía hoy, cien años después, una tarea que continúan movimientos como "no more matildas", para evitar que las mujeres sean minoría en ciencias.
"Quería que la mujer tuviese su propio espacio en la sociedad como ser autónomo e independiente", explica en una entrevista con Efe la profesora de Ciencias de la Educación Pilar Couto-Cantero, que reproduce las palabras de Pardo Bazán en este sentido: "La educación completa y racional, totalmente humana, de la mujer, no dañará, antes fomentará la propia virtud".
La escritora de Marineda, como le gustaba referirse a A Coruña, donde nació, era una mujer muy "preocupada por la educación, por la divulgación del conocimiento, fue una luchadora que jamás se rindió ante convenciones sociales pese a los contratiempos que vivió a nivel personal y académico". "Fue una mujer coherente", añade Couto-Cantero.
Pardo Bazán pertenecía a una familia gallega noble y pudiente, su padre, José María Pardo-Bazán y Mosquera, era el conde de Pardo-Bazán y fomentó en Emilia el amor por la lectura y la literatura. Después, la envió a estudiar a un colegio francés en Madrid donde aprendió francés, música o a bordar y se cultivó por su cuenta leyendo mucho y todo lo que se ponía a su alcance.
Siempre fue pionera en muchas de sus facetas, lo que demuestra su desempeño de la cátedra de Literatura Contemporánea de Europa y América de la Escuela de Estudios Superiores del Ateneo de Madrid (1896), siendo la primera señora merecedora de tal distinción; o la edición de la Biblioteca de la Mujer, que puso al alcance de las españolas y los españoles muchas de las obras más importantes en temas muy variados.
También abogaba por la educación mixta y no sólo la defendía verbalmente, sino que lo demostraba con sus hechos, su propia hija asistió al Instituto Cardenal Cisneros de Madrid, detalla Couto-Cantero (Lugo, 1969), codirectora de la revista "La Tribuna".
En el Congreso Pedagógico Hispano-Portugués-Americano que se celebró en Madrid en 1892, en conmemoración de los cuatrocientos años de la llegada de Cristóbal Colón a América, Pardo Bazán tuvo un protagonismo importante con su ponencia "Relaciones y diferencias entre la educación de la mujer y del hombre", en la que criticó que se redujera a la mujer a la condición de hija, esposa o madre.
Por el contrario, reivindicó su proyecto vital autónomo al margen de los hombres, lo que generó un importante rechazo.
En palabras de la escritora coruñesa publicadas en "La educación del hombre y la de la mujer" muy críticas con la situación de entonces, "la mujer es tanto más apta para su providencial destino cuanto más ignorante y estacionaria, y la intensidad de educación, que constituye para el varón honra y gloria, para la hembra es deshonor y casi casi monstruosidad".
En su carrera novelística, ya desde sus inicios, Pardo Bazán pone de manifiesto las presiones y tabúes sobre las mujeres. En "Un viaje de novios" (1881), deja constancia de una realidad social y es que el destino primordial de las mujeres es conseguir un marido que les permita ascender en la escala social.
Otro ejemplo, "Feíta", la protagonista de "Memorias de un solterón" (1896), pone de manifiesto la injusticia y las contradicciones que comportan las convenciones sociales existentes y reclama para las mujeres el derecho a la educación y al trabajo en igualdad con el hombre. Feíta Neira estudia a escondidas, consigue trabajar y ganar su primer sueldo sin depender de ningún hombre.
En el relato "Sin pasión" (1909), Pardo Bazán toca temas como la violencia de género, y es que su abuela paterna, Joaquina Mosquera Ribera, fue asesinada por su marido, tal y como se recoge en el monográfico dedicado a la mujer y violencia publicado hace una década en la revista "La Tribuna".
En definitiva, Emilia Pardo Bazán supuso un "punto de inflexión" en la forma de entender en España la educación de las mujeres", sostiene Couto-Cantero, profesora en la Universidad de A Coruña.
Las "carencias" existentes y su "preocupación persistente" por los problemas educativos, especialmente los relacionados con la mujer, destacaron de manera importante en la vida y obra de Pardo Bazán, que reivindicaba el talento femenino más allá de la "mujer florero".