Eldritch Gate, un templo en A Coruña para los juegos de cartas y el manga que no para de crecer

La tienda de la avenida de Oza se ha erigido como uno de los locales frikis de la ciudad desde su apertura en 2022
Eldritch Gate, un templo en A Coruña para los juegos de cartas y el manga que no para de crecer
Dante de la Fuente, frente al escaparate de su local / Carlota Blanco

Los más forofos de la cultura otaku, los juegos de cartas y el coleccionismo friki cuentan, desde octubre de 2022, con un poderoso aliado en la ciudad. Se trata de Eldritch Gate, una tienda que, desde que se estableció en el número 109 de la avenida de Oza, no ha parado de crecer, ofreciendo a los coruñeses –pero también a visitantes de todas partes de Galicia, e incluso más allá–un templo al que acudir fielmente para compartir su hobby con otras personas. 


“Es una tienda de artículos de lujo frikis”, resume Dante de la Fuente, uno de los dueños del establecimiento. Estos artículos van desde las novelas de géneros como ciencia ficción, fantasía y terror (el nombre, de hecho, proviene de la literatura de H.P. Lovecraft) a todo tipo de mangas, pasando por las figuras o peluches y, sobre todo, la especialidad de la casa, los juegos de cartas de grandes franquicias como ‘Magic’, ‘Pokemon’, ‘Star Wars’, ‘Digimon’ o ‘One Piece’, entre otras. Los objetos relacionados con los naipes, además, los envían también a domicilio a través de plataformas online.

 

Una “timba de póker” friki


La tienda tiene dos pisos. En el bajo está la entrada, con una parte general dedicada a los cómics y figuras, y al fondo espacios con mesas para el juego, que dominan la superior y segunda planta. “Siempre digo de broma que es como un restaurante italiano en el que delante tienes la comida y detrás la timba de póker”, explica. En total entran unas 60 o 70 personas, y no cobran nada por dejar a la gente jugar allí.

 

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Varios clientes habituales disfrutan de una tarde de juego en Eldritch Gate / Carlota Blanco


El rango de edad de los jugadores y clientes oscila entre los 20 y los 40 años. “Hay juegos de todo tipo: algunos son más competitivos, pero otros, como el de ‘Pokemon’, están más centrados en el coleccionismo”, dice. “La experiencia habitual de la gente es venir, explicar qué cartas quiere coleccionar o jugar, y nosotros dependiendo de lo que nos digan les ayudamos”, explica. Un proceso en el que también participa la comunidad: “Esto es como un hormiguero, lleno de gente ayudando y aportando, y con muy buen ambiente”.

 

Los inicios


Dante y su amigo Dani Servia, al que conoce desde que ambos jugaban también a las cartas en su adolescencia, se decidieron a abrir la tienda en la pandemia. “Nos pilló el covid viviendo juntos, y como ya teníamos la idea en la cabeza, hicimos una estructura para llevarla a cabo”, explica. Ellos, como los clientes, comparten una pasión por los juegos de cartas que, cree, no se podía desarrollar antes de la misma manera en A Coruña que en otras ciudades más grandes. “En Madrid o Barcelona hay muchísimas tiendas como esta, pero en A Coruña no tantas. En la ciudad faltaba una tienda fuerte dedicada a las cartas, que es un poco el motivo por el que abrimos”, comenta: “Ya que vimos que no había un sitio así, pensamos en hacerlo nosotros”. Aunque lo cierto es que también llevan a cabo, puntualmente, actividades como talleres de ilustración.


La decisión de abrir fue estrictamente vocacional: “A nivel laboral, de recompensa económica o tiempo invertido, estábamos mejor antes que ahora”. Dante era profesor de matemáticas, y Dani informático, pero aun así decidieron lanzarse a la piscina para poder dar rienda suelta a su pasión. Con feliz resultado. “Nuestra valoración es muy positiva. Este tipo de negocios tienen una ratio de fracaso alta. Es un hobby pasional, y las cosas que se abren por sentimiento no tienen por qué tener un plan sólido detrás. Nosotros tuvimos un proceso de autoformación y estudio enorme, generando sinergias con comunidades de muchas ciudades antes de abrir”, manifiesta. “Aquí viene gente de Ferrol, de Ourense, de Asturias... Una vez un tipo de León llamó para preguntar si teníamos un producto concreto, y cuando le dije que sí respondió ‘vale, pues si me lo separas, cojo el coche y en dos horas y media estoy ahí’, y yo pensando ‘madre mía, tampoco infrinjas las normas de tráfico, hombre’”, narra entre risas.


El local ha crecido tanto en personal como en volumen de facturación, lo que hace que muchos clientes les pregunten si van a ampliar el negocio. “Yo soy precavido: me gusta hacer una fortaleza muy sólida, y a partir de ahí crecer, así que primero vamos a hacernos más fuertes, y ya veremos”, comenta De la Fuente. “Nadie necesita realmente lo que vendemos. La gente compra porque tiene un vínculo emocional muy potente con este hobby. Mientras sigamos tratando bien a la comunidad, fomentando que la gente esté aquí cada fin de semana, nos irá bien”, augura. 

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