Existen dos máximas irrefutables para empezar a entender el mundo vecinal: que a todos les gusta una fiesta lo más grande posible y que los cambios, sea cual sea el ámbito al que se apliquen, tienen pocos adeptos y han de ir despacito y con buena letra. Y, sobre todo, redactados ‘ad pedem litterae’, como le gusta decir a David Vidal. La mejor forma de corroborar todas esas máximas es seguir desde el inicio el cambio de modelo en la organización de las celebraciones de barrio, algo que ahora mismo consta con un buen número de adeptos, pero también con una larga lista de detractores, hasta el punto de dividir el movimiento vecinal por la ciudad.
Las fiestas de 2025 nacieron problemáticas desde la organización de las de 2024. Entonces sí existió unanimidad entre todas las asociaciones a la hora de culpar al Ayuntamiento de falta de previsión y de caminar sobre el alambre. Muchas vieron peligrar sus días grandes del año y eso llevó a entonar el ‘mea culpa’ al propio Gonzalo Castro, responsable del IMCE y concejal de Cultural, quien prometió idear un nuevo modelo de cara al otoño. Ahora, a punto de finalizar el enero, unos lo aplauden y otros no lo ven nada claro. “Los barrios, en 2025, tendrán las fiestas que ellos quieran”, aseguró en una entrevista a El Ideal Gallego.
El 15 de octubre de 2024 el Ayuntamiento y 19 asociaciones vecinales se dijeron y tomaron nota de todo lo que no les había gustado. Se emplazaron para una nueva reunión en el mismo lugar, el Ágora, que se celebró el 9 de enero. Y el cambio fue tan radical que, durante varias horas, se debatió acerca de unas bases establecidas en un escrito de 17 páginas que aún colea. Básicamente, y en función de una serie de criterios sociales e históricos, toda asociación tiene derecho a optar a un máximo de 20.000 euros de subvención. A partir de ahí realizará la contratación, con el Ayuntamiento asumiendo, según promete, labores logísticas de apoyo. Los pormenores de relación con Hacienda, la SGAE o la burocracia fueron comentados largo y tendido.
Uno de los más firmes defensores del nuevo modelo es Juan Rodríguez, presidente de los vecinos de la Sagrada Familia. “Es lo que debe ser: todos somos iguales y a currar de una vez, dejando de ser unos vagos. Cada uno tiene que currarse sus propias fiestas. Si representamos a los barrios es para eso”, sentencia. Por su parte, Aníbal Rodríguez, de O Ventorrillo, apunta: “A nosotros nos parece un modelo, que más que nada, permite saber con antelación con cuánto dinero se puede contar para las fiestas. Ahora vamos a poder disponer de una cantidad mucho antes. Se va a poder organizar con más tiempo y tendremos un dinero que nos permitirá hablar con quien quiera”.
Desde el Ayuntamiento, por otra parte, se hace hincapié en que uno de los puntos críticos, el de la ausencia de presupuestos, no tiene sentido. “Se ha celebrado la Cabalgata de Reyes, ¿cómo sería posible sin presupuestos?”, dicen. Además, anuncian: “Todos los que tengan dudas o problemas para la tramitación contarán con todo el apoyo del IMCE, pero el problema es que la fórmula de antes no es una fórmula: no existía nada que no fuera una gestión irregular de los recursos públicos”.
La explicación desde el Gobierno local tiene que ver con ese marco de legalidad que busca la nueva propuesta. "El Ayuntamiento no tiene ninguna información de ingresos de asociaciones vecinales, como es el caso del cobro de chiringuitos, así que creo que el problema es que no nos entendieron, porque el sistema es el mismo. Lo que se hace es legalizarlo y gestionar con más previsión”, aseveran en lo que a la burocracia se refiere.
Las asociaciones de residentes de Eirís, Feáns, Novo Mesoiro, San Pedro de Visma, O Castrillón, Peruleiro, Mariñeiros, San Cristovo das Viñas, Lonzas-Ferrocarril y la Plataforma de Os Mallos publicaron un primer comunicado conjunto el pasado miércoles en el que se pedían “iniciar un diálogo para que se acepte xestionar as festas como se fixo ata o de agora” y hablaban de “imposición do novo sistema” y de “abandono de responsabilidades” por parte del Ayuntamiento de A Coruña.
La Agrupación Coruñesa de Asociacións Veciñais (ACAV), por su parte, dice hablar en nombre de las asociaciones de Elviña II Fases, Monte Martelo, Riazor, Mesoiro, Zoca Mariñeiros, Plaza do Comercio, Rosales, O Cruceiro, Barrio das Flores, A Zapateira y Luz de Mar, lo que eleva a 20 en total el número de descontentos. En este caso, el comunicado muestra su temor porque “para as primeiras festas, que terán lugar en maio e xuño, é prácticamente imposible que as asociacións cheguen a recibir o adianto sinalado”. ACAV también habla de “discriminación” en la fórmula y califica el proceso de “ti tranquilo, que xa che pagarei”. La opción más coherente, concluye, es dejar el sistema anterior durante 2025 y crear una mesa de diálogo.
Finalmente, Luisa Varela, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos, anuncia: “Voy a convocar una reunión de la Federación la semana que viene y pediré una reunión al concejal para poner las cosas encima de la mesa”. Eso sí, recuerda que “es el Ayuntamiento el que pone las normas” y prefiere no mojarse sobre el sistema.