Mujeres que trabajan de cara al público en A Coruña: “Los machistas piden perdón cada vez más”

Las trabajadoras de hostelería o comercio creen que sigue siendo necesaria educación y concienciación
Mujeres que trabajan de cara al público en A Coruña: “Los machistas piden perdón cada vez más”
Una panadera atiende a un cliente en un establecimiento de la zona de A Gaiteira | Patricia g. fraga

Entre los muchos matices y variantes que engloba la celebración del 8-M se encuentran las pequeñas luchas que tienen que afrontar aquellas mujeres cuya labor diaria se desarrolla de cara al público, con la exposición que ello supone y las pequeñas situaciones que en su día se aceptaban socialmente dentro de la normalidad y sobre las que poco a poco han sido capaces de poner el foco, denunciar y finalmente empezar a revertir. O al menos conseguir que sean interpretadas como socialmente nocivas. Son comentarios puntuales, patrones de comportamiento y reglas no escritas que, a base de educación y conciencia, empiezan a desterrarse. Pero ese empiezan corre el peligro de, si se dan por superadas, enquistarse nuevamente en los códigos de actuaciones de quienes están al otro lado de la barra, del mostrador o de la caja. Es la fina línea sobre la que se mueve cada día el sector servicios, por otro lado uno de los motores indiscutible tanto de A Coruña como del conjunto del Estado.


Bandera en muchas ocasiones de la generación de empleo, a pesar de las dificultades para satisfacer su demanda, la hostelería ha sido también caldo de cultivo durante años para algunas situaciones que hoy, vistas en perspectiva, avergüenzan e incluso son motivo de memes en las redes sociales y portales de internet. A pesar de ser una cuestión que parece de siglos atrás, no hace tanto muchos empresarios reclamaban “buena presencia” o directamente un perfil que en lenguaje actual se calificaría de “normativo” para poder trabajar en un bar, restaurante o local de copas. Hoy esas ofertas, al igual que muchas que desafían la normativa laboral, son objeto de denuncias y hasta excusa para documentales. Sin embargo, algo importante queda todavía por hacer cuando muchos testimonios que ha recogido este diario piden el anonimato o referirse a ellas con nombres ficticios.

 

Emprendedora

Es el caso de Rebeca, una joven empresaria que acaba de cumplir 30 años y que por experiencia puede hablar prácticamente de todas las ramas del sector servicios: comenzó en un supermercado, pasó dos años de comercio en comercio, probó en hostelería y es ahí donde parece haber encontrado ahora su sitio como empresaria. 


Acaba de abrir una pequeña cafetería en un barrio coruñés, y dice tener anécdotas para escribir un libro. “Es cierto que de cara al público encuentras cada vez más diversidad, pero también porque mucho hostelero de la vieja escuela se ha ido jubilando y, los que manejan más redes sociales o trato con gente joven, saben que ciertos comportamientos están mal vistos”, dice. “Si tengo que hacer un resumen de los 14 años que llevo trabajando diría que en general vamos en la buena dirección y que, aunque casi a diario te encuentras con tonterías machistas, cada vez son menos y muchas veces los que las hacen se dan cuenta en el momento. A veces hasta piden perdón”, añade la joven empresaria.

 

REACCIONES

REBECA

empresaria 

“Si hago un resumen de estos 14 años diría que vamos en buena dirección”

IRENE

eventos, comercio y ocio nocturno 

“Ya no existe lo de ‘cara guapa y enseñar el culo’; no está la cosa para exigir”

TAMARA

camarera ocio nocturno 

“Antes me miraban de arriba a abajo, pero ahora no tenemos código para vestir”

MARTA FERNÁNDEZ

presidenta distrito oza 

“Antes me decían si sabría poner una pila en un reloj:  los hombres son escépticos”


Ocio nocturno y eventos

Tamara, natural de la Costa da Morte y desde hace años uno de los rostros reconocibles de uno de los locales más exitosos de la noche de A Coruña, cree que el mejor indicador del cambio a mejor es el hecho de contar cada vez con más compañeros chicos. “Es cierto que ves más staff que camareros, pero aún así hay varias cosas importantes: ya no se pide presencia como antes. De hecho, no existe ningún código de vestimenta más allá de no dar vergüenza. Antes te miraban de arriba a abajo antes de darte un trabajo”, explica.


En el debe reconoce que existen muchos comportamientos de clientes que son claramente mejorables. “Siempre hay el típico baboso que no te saca el ojo de encima, pero en general la gente se porta mejor. De años anteriores podría hacer un libro de burradas. Ahí depende ya del carácter de cada una el cómo afrontarlo”, sentencia.

 

Por su parte, Irene alterna ahora el comercio con la hostelería tradicional, aunque durante años ha recorrido Galicia en promociones de eventos. También tierne muchas horas como camarera en el Orzán, durante la etapa más esplendorosa de la calle del Socorro. “Ya no existe lo de 'cara guapa y enseñar el culo', sobre todo porque no está la cosa para exigir tal y como andan las contrataciones. Lo que sí, cada vez creo que se buscan menos estereotipos”, comenta. “Nunca me he ido a casa cabreada. La única anécdota en ese sentido es un día que llevaba una camiseta básica y un cliente me pidió si podía subirme la camiseta”, prosigue.

 

Comercio

Marta Fernández es empresaria desde prácticamente todos los frentes, aunque jamás ha abandonado la atención al público. Presidenta de Distrito Oza y responsable de la relojería La Tienda de Marta, resume así la situación: “Vamos en la buena dirección. En los últimos años la educación al respecto ha mejorado mucho, aunque también existe algo de miedo, porque estamos en una sociedad en la que hay que calcular mucho lo que se dice”.

 

A pesar de esos avances, muchas de los entrevistadas prefieren no dar su nombre y apellidos


No obstante, al igual que sucede en la hostelería tradicional y el ocio nocturno, cuenta con anécdotas que prefiere recordar como tal. Una de ellas tiene que ver incluso con su capacidad para desarrollar el trabajo de toda su vida. “Al principio me decían si sabría poner una pila y los hombres, que son más escépticos, no me quitaban ojo de encima”, asevera. “No hace mucho un chico me preguntó si sabría ponerle una pila a un Swatch”, agrega sobre un caso que achaca más al desconocimiento del cliente que a una situación de machismo. Sobre el patrón de contratación cree que el concepto “buena presencia” es lo que ha cambiado: “Se trata de buscar personas trabajadoras o que quieran trabajar”. 


Y es que, por más que todas ellas hayan detectado una mejoría en su día a día, a lo largo de su trayectoria laboral ha habido situaciones o momentos que enlazan con el espíritu que justifica la existencia del 8-M. 

Mujeres que trabajan de cara al público en A Coruña: “Los machistas piden perdón cada vez más”

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