Tras el repaso a las novedades arquitectónicas de principios de siglo, ‘Las edades de los Cantones’ aborda en su vigésimo panel los cambios de paradigma, en lo que a movilidad se refiere, que vivieron los Cantones en la última década.
El primer gran cambio fue la apertura del túnel de La Marina, en el año 2015, que redujo de manera notable el tráfico rodado en el salón de estar de los coruñeses.
Pero el cambio, con mayúsculas, fue el que se vivió en el año 2020, con la irrupción de la pandemia de covid-19. Ese fue el momento en el que el Gobierno municipal se decide por reafirmar su apuesta por el peatón, permitiendo que más calles sean de uso prioritario para los viandantes. Precisamente, los Cantones fueron una de esas zonas en las que se actuó.
En el verano de 2020, tras el confinamiento, se gana un carril en detrimento del tráfico rodado. En aquel momento, de manera provisional, se optó por delimitar este nuevo espacio peatonal con los bloques de piedra que decoran el Paseo en O Portiño.
Un año después, y con una inversión de 200.000 euros, se apuesta por una reforma provisional de mayor calado. Se reduce de cuatro a dos los carriles para vehículos, repavimentándose los dos restantes para su uso peatonal y también ciclista entre la rotonda del teatro Colón y la plaza de Mina.
Desde aquel momento, el espacio por el que se puede caminar se encuentra a dos alturas diferentes. Por un lado, están las aceras tradicionales; por el otro, el nuevo pavimento añadido para caminantes y ciclistas se encuentra a la altura de la carretera, separados por una mediana.
Con esta reforma provisional se retiraron los 125 bloques de piedra que se habían utilizado en 2020 y se devolvieron a su lugar original en O Portiño. Esta obra también originó añadir un tramo de carril bici en Rúa Nova y su total peatonalización después.