Lo que quedó claro con la reunión de ayer de la comisión de Coruña Marítima es que la reurbanización del puerto interior de la ciudad es un proyecto a muy largo plazo. Algunas partes, como los muelles de Calvo Sotelo y Batería, verán su transformación mucho antes, pero el resto no verá el final hasta dentro de décadas. En ese tiempo, pueden cambiar muchas cosas. El clima, por ejemplo. Por eso en el borrador de las bases estratégicas para el proyecto se incluyen numerosas referencias a la subida del nivel del mar: el nuevo puerto debe prepararse para ser un muro de contención.
El plan rector podrá plantear la introducción de láminas de agua en los terrenos hoy rellenados y que dejen de tener uso portuario. Esta posibilidad y la anterior del río Monelos deberán considerar el impacto de la actuación en el cambio climático y los posibles riesgos de inundación consecuentes. Es decir, que estos ‘lagos’ artificiales de agua salada podrían funcionar como zonas inundables.
En julio del año pasado, en su informe ‘Crisis a toda costa’, Greenpeace alertaba del impacto que tendría la subida del nivel del mar, todavía imperceptible, en ciudades como A Coruña, rodeadas de océano. En el caso de Galicia, A Coruña verá subir el mar 11 milímetros en 2030 y 43 centímetros en 2090. “Comenzaremos a perder playas en los próximos diez años”, advierten. Greenpeace se acerca a las proyecciones de la NASA plasmadas sobre el mapa por Climate Central, la organización científica internacional centrada en estudiar y divulgar los efectos de la crisis climática que ya había advertido de los riesgos para la costa gallega hacia 2050, pero que los refleja también para el horizonte de 2030. Para entonces, resalta Greenpeace, “ya se esperan impactos muy graves en las costas de A Coruña”.
CITAS |
3,7 KILÓMETROS |
11 MILÍMETROS |
3 PUNTOS |
41 EMERGENCIAS |
Hay que decir que los coruñeses ya están acostumbrados a contemplar cómo el mar se abalanza sobre el Paseo Marítimo cuando hay temporal. En ocasiones, ni siquiera la duna que se alza en el tramo de Riazor es suficiente para contener la potencia de las olas y se llega a inundar la calzada del Paseo Marítimo, obligando a cortarla al tráfico e invadiendo el parking subterráneo. O Parrote, aunque más protegido al encontrarse dentro de la bahía coruñesa, también sufre de vez en cuando el efecto combinado de las mareas altas y el viento. Entonces el agua llega a colarse en el terreno ganado al mar a lo largo de los años.
Pero estos sucesos, que por ahora son excepcionales, se volverán más comunes a medida que el nivel del agua aumente. Y no solo el nivel. También se trata de la temperatura. Como señalan desde Aemet, al volverse más cálido el Atlántico, se carga de energía que la naturaleza libera en forma fuertes lluvias y temporales. En el caso de A Coruña, la combinación de marea alta y lluvia es la que provoca que se inunde el centro de la ciudad. En este caso, el agua salada empuja a la dulce de la lluvia que baja por los conductos de pluviales de regreso, de ahí las inundaciones en bajos y túneles en Pescadería.
El ejemplo de la DANA de Valencia está todavía muy fresco en la memoria colectiva y las imágenes que pueden extraerse de Climate Central permiten proyectarse hacia un futuro de inundaciones periódicas. Hay que tener en cuenta que el puerto presenta un frente marino de 3,7 kilómetros y que el dique de abrigo que lo protege de las inclemencias puede no ser suficiente conforme avancen los años.
Solo para dentro de cinco años, en 2030, el modelo de predicción de riesgo costero señala como muy expuestos los muelles de Calvo Sotelo, Centenario y Trasatlánticos. Por supuesto, esto afecta a La Marina y O Parrote, terreno que la Autoridad Portuaria cedió al Ayuntamiento para el disfrute de la ciudadanía. Las predicciones se han mostrado erróneas otras veces, sobre todo en casos como el ritmo de deshielo polar, pero el cambio climático es un hecho, y los eventos extremos serán un peligro a afrontar para el nuevo puerto de A Coruña.