El de la Sagrada Familia era hace medio año un barrio más tranquilo que hoy en día: ni los muebles abandonados formaban parte del paisaje ni se manejaban conceptos como okupación o narcopiso. Sin embargo, las aguas parecen volver poco a poco a su cauce después de haber llevado a los vecinos a índices exacerbados de cabreo e indignación, hasta el punto que algunos asuntos han dividido a los propios residentes. Ni los contenedores rebosan incivismo ni las calles son un hervidero por culpa de la sensación inseguridad, aunque desde la asociación que defiende los intereses de los residentes cantar victoria no es una opción. “Estábamos muy tranquilos, aunque hayan aparecido algunas cosas últimamente”, indica Juan Rodríguez, presidente de la entidad.
El problema principal respecto a los llamados voluminosos es no saber de dónde vienen ni a quién reclamar, ni siquiera después de haber realizado patrullas nocturnas, colaborado con la Policía y establecido redes de vigilancia a distintas horas. “No sabíamos el quién, ni el cómo ni el por qué”, reconocen los vecinos. “Estamos en ese momento en el que todo desaparece, después de una situación de que haya muchos en cada esquina”, añade no sin recelar de una calma previa a la tempestad. “Ojalá siga todo como ahora, pero es una situación tan extraña que no sabemos por dónde tomarla. Creemos que, por desgracia, todo volverá a aparecer”, asume el presidente.
Ni las buenas ni las malas noticias parecen llegar solas en la Sagrada Familia, toda vez que en las últimas semanas se han detectado pequeños hurtos en la zona, especialmente entre los viandantes de edad más avanzada. El caso que más ha sensibilizado al entorno es el de una señora a la que arrebataron su teléfono móvil, un asalto que generó inquietud, pero también identificación con la situación. Fue en la calle de Alberto Datas Panero y de los hechos ya tiene conocimiento el propio Ayuntamiento. “Vamos a pedir una reunión con Seguridad Ciudadana para informarles de que necesitamos un poco más de presencia. Algo está fallando y hay que poner solución”, advierte Juan Rodríguez.
Mucho menos dramático y en la línea de dotar al barrio de actuaciones sociales se enmarca el II Concurso de Tortillas de la Sagrada Familia, en el que si las condiciones meteorológicas acompañan la asociación vecinal espera superar la participación del pasado año. Será este viernes y a los tres primeros clasificados les esperan 200 euros, 780 huevos y 150 kilos de patatas como premio suculento.