Antes de que acabe el año, la Ciudad de la Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC) estará funcionando a pleno rendimiento, con su sociedad gestora constituida. Así lo anunció la alcaldesa, Inés Rey, esta misma semana en la que tanto el pleno municipal como el Consello de Goberno de la Universidad aprobaran los estatutos de la sociedad gestora, después de meses de demora causados por el cambio de gobierno en la Universidad. 

Hace poco más de un año de la inauguración oficial de la Ciudad de las TIC en la antigua Fábrica de Armas, y ya están funcionando varios edificios, como el Centro de Servicios Avanzados (CSA), el centro de drones y, antes de que acabe el año, el plató virtual impulsado por la Diputación. A esto hay que añadir el edificio de formación que tiene pensado construir la Xunta.
 

Sobre el Gobierno autonómico, hay que señalar que es muy probable que entre en la sociedad gestora, que está participada en un 51% por el Ayuntamiento y en un 49% por la Universidad. Lo que no está claro es cómo lo hará, si con una ampliación de capital o con cualquier otro método, pero eso es una decisión que puede tomar la sociedad gestora una vez constituida, y esto puede ocurrir en cualquier momento. 
 

Una “fantástica noticia” 

El Clúster TIC saludó la aprobación de los estatutos de la sociedad gestora como una “fantástica noticia”, que viene a reforzar el optimismo que siente por este proyecto, por el que se han mostrado interesadas numerosas empresas. En efecto, hay candidatos más que suficientes como para llenar dos CSA más, y la sociedad gestora será necesaria para canalizar las inversiones públicas que las harán posibles. 
 

Los nuevos estatutos indican que la Universidad, a la que Defensa cedió la Fábrica de Armas durante 25 años, cederá a su vez a la sociedad gestora uno de los edificios durante veinte años como su sede oficial. No está claro que otros usos podrá tener ese edificio de 4.000 metros cuadrados del que la UDC retiene la concesión. 

Queda pendiente la deuda del Ayuntamiento en lo que se refiere a las obras de urbanización, que ya han concluido, y en las que se comprometió a invertir 2,6 millones de euros, una deuda que por el momento no ha satisfecho a la Universidad. Eso, además de los 660.000 euros que se comprometió a aportar a la sociedad.