El mismo día que el Ayuntamiento lleva a comisión informativa la suspensión del proyecto de As Percebeiras, que en su día llegó a incluir una torre de 23 pisos y ahora propone varias de ocho, se presentó en Someso la que será su nueva torre, de 17 pisos. Lejos quedan ya los años sesenta, setenta e incluso ochenta, cuando se construyeron gigantes que muy a menudo superaban los 20. Ninguno de los proyectos actuales llegan a ese techo.
Hay quienes consideran que también 17 plantas es demasiado. Es lo que ocurre en O Castrillón, donde la asociación de vecinos ha alegado contra el desarrollo que incluye tres torres de esta altura. Pero el barrio de Someso es una excepción: se concibió como una serie de torres, rodeadas de centros comerciales y espacios como el Coliseum. La Torre a cuya presentación acudió ayer la conselleira de Vivenda, María Martínez Allague, es solo una más.
En Someso se habían proyectado dos edificios de 32 plantas cada uno, lo que los habría convertido en los más altos de la ciudad, casi tanto como la Torre Hercón, de 33 pisos, que cumple medio siglo en pie como una obra maestra de la arquitectura. La más reciente adición a esta larga historia es Torre Amura, en Someso, de 16 pisos y 50 metros de alto, que se inauguró este mismo año, y la nueva torre tiene tan solo un piso más.
El arquitecto del edificio, Raúl Ares, dijo que el nuevo edificio se construirá en un solar junto al Carrefour y explicó que se inspiró en la cascada del Ézaro, creando una superficie irregular en el que al agua de la lluvia salpica. “Formas orgánicas que tratan de emular esa idea”, añadió. Son cuatro sótanos, con 98 plazas de aparcamiento, y las viviendas se distribuyen por la fachada, para disfrutar de luz y de terrazas, mientras que los ascensores se agrupan en el interior.
El nivel de eficiencia energética es alto (calificación AA), gracias a unas bombas de calor y paneles fotovoltaicos en la cubierta. Las zonas comunes incluyen un gimnasio en la planta 15 y una terraza en la azotea. La planta baja queda abierta, para uso y disfrute de los vecinos, entre los que se figurarán varios inquilinos del IGVS.
La Xunta subvenciona este edificio, así que a su presentación acudió la conselleira de Vivenda e Infraestruturas, María Martínez Allegue, junto con la delegada de la Xunta, Belén do Campo, en la calle de Francisco Pérez Carballo, además de otros cargos autonómicos. El grupo se trasladó posteriormente a la ronda de Outeiro, donde también está por comenzar otra obra. En esta ocasión, el edificio es más ancho que alto, así que no se puede considerar una torre.
Efectivamente, es lo que se construirá en el número 38 de la ronda de Outeiro, en lo que era el antiguo parking, propiedad de la Fundación Juana de Vega. Se trata de una zona, la de A Gaiteira, que está muy densamente urbanizada, pero que tiene polígonos sin urbanizar, y este es uno de ellos. Además del edificio, se construirá una plaza y, lo que es más, se reabrirá el camino de O Montiño, un paso tradicional que a lo largo de los años el cemento había ido constriñendo. La Concejalía de Urbanismo apoya estos proyectos porque permiten generar vivienda y, al mismo tiempo, nuevos espacios públicos de calidad en zonas muy necesitadas de ellos precisamente por su alta densidad de habitantes. Son 32 viviendas, muchas menos que las que se plantean construir en Someso.
Ambos proyectos, sin embargo, tienen algo en común: el apoyo de la Xunta, que no construye estos edificios, pero que los subvenciona. En el caso de Someso, aporta 680.000 euros para su presupuesto total de 2,6 millones de euros. A cambio, el IGVS se queda con 17 de sus pisos. En el caso de la ronda de Outeiro, la Fundación Juana de Vega obtiene 453.000 euros para un presupuesto total de 5,1 millones de euros. De sus 32 viviendas, trece serán de alquiler social gestionadas por la Xunta de Galicia.
Fuentes autonómicas destacaron lo novedoso de este sistema, que la Xunta realiza por primera vez en A Coruña, aunque ya se ha llevado a cabo en otros puntos de la comunidad. La conselleira puso en valor que la puesta en marcha de estos inmuebles es fruto de la “necesaria colaboración público-privada para afrontar o reto de ofrecer á cidadanía unha vivenda digna, de calidade e a un prezo accesible”. Ambas ayudas forman parte de una línea que lanzó la Xunta este año para incentivar a los promotores y cooperativas a construir edificos que luego ofrezcan un alquiler accesible, y cuya partida global es de 14,7 millones de euros.
En cuanto al problema de los pisos vacíos en el centro de la ciudad, Allegue consideró que para animar a los propietarios a ponerlos en alquiler, es necesario darles incentivos, “e non inseguridade xurídica”. La Xunta ha tratado de comprar algunos de estos inmuebles, incluso los que se encuentran en estado ruinoso, a través del plan Rexurbe, pero con escaso éxito. De momento, tiene dos edificios, uno en la Ciudad Vieja y otro en San Andrés, que no ha comenzado a reformar, y que solo suman unas pocas viviendas entre los dos.