Más de ocho años de reivindicaciones, de escritos y propuestas, pero ninguna solución para la inseguridad alrededor de los ríos Mandeo y Mendo. La Asociación Amigos de los Ríos de Betanzos (Arbe) insiste en el riesgo que entrañan algunos tramos por carecer de medidas para evitar caídas accidentales, como es el caso del entorno de Pablo Iglesias.
“El 5 de agosto de 2016 solicitamos al Ayuntamiento de Betanzos la colocación de barandillas y escaleras, y en octubre reiteramos este escrito”, apuntan desde el colectivo, cuyos responsables alertan de que “una barandilla segura debe tener por lo menos 90 centímetros de altura”, lo que no se cumple en A Galera, en uno de los márgenes del Mendo. Tampoco en Antolín Faraldo, en una de las orillas del Mandeo.
Los usuarios reiteran a los responsables municipales su disposición para consensuar con los técnicos el diseño de estas protecciones, ya que en algunos espacios es necesario “compatibilizar el acceso a las lanchas con la protección a los viandantes”, convencidos de que “la estética y la burocracia no deben impedir la seguridad de uso” ni pueden ser excusa “para seguir exponiendo a los viandantes a peligros evitables”, a accidentes de gravedad “como los registrados en su día en A Coruña”.
En cuanto al puente de O Carregal, sobre el Mendo, la asociación considera que no cumple con las medidas “porque la distancia entre barrotes es de treinta centímetros, suficiente para que un niño se cuele y caiga al río”, tal y como se denunció el mismo año de su colocación, en 1992.
Es decir, que en más de tres decenios, ninguna corporación municipal, independiente de sus ideologías y de sus distintos integrantes, actuó para cambiar esta situación, en una zona especialmente transitada por menores por ser la vía en la que se sitúa el complejo deportivo de O Carregal. Así lo aseguran desde Arbe, que apuntan a un caso similar en la calle Rosalía de Castro en Compostela, que “se solucionó con la instalación de más barrotes entre los existentes por parte del Ayuntamiento de Santiago”. “Es sentido común”, añaden los representantes de Amigos de los Ríos de Betanzos.
Los residentes en la localidad insisten en que se deben aprovechar los meses de invierno, cuando la afluencia a los ríos se reduce de manera considerable, para revisar estas infraestructuras y comprobar que cuentan con las medidas de seguridad adecuadas, más aún en una ciudad a la que abrazan dos ríos como es la betanceira.