La evolución de la ‘noite meiga’

Eso de “andar de parranda e durmir de pé” aplicado a A Coruña es una de las grandes verdades universales. La ciudad presentó el pasado fin de semana un aspecto más propio de la Semana Grande de las Fiestas de María Pita que de un día de junio. Pero, claro, no era una jornada cualquiera, sino el San Juan, al que algunos aluden como fiesta tradicional, lo que cabría matizar. 


Tradicional por supuesto que es, pues como bien nos explicó el sabio Ismael Velo la semana pasada en El Ideal Gallego San Juan Bautista fue el primer patrón de la ciudad, y lo festejamos por estos lares desde el siglo I o II, con la llegada de los primeros cristianos. La condición de patrón se la arrebató la Virgen del Rosario por sus méritos en la derrota del pérfido Francis Drake, pero la tradición se mantuvo con altibajos. 


Por abreviar, e ir a lo más cercano, pasada la mitad del siglo XX la fiesta estaba languideciendo. Fue la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan, fundada en 1970, la que avivó esas llamas que se apagaban. En 1992 (que fue el año que se inauguró el primer tramo del Paseo Marítimo), Hogueras trasladó su falla a la zona de las playas, al Matadero en concreto. Y ahí saltó una chispa. A mediados de los años 90, alguien decidió bajar del Paseo Marítimo a la playa Orzán para continuar la fiesta. No me lo tiene que contar nadie porque estaba allí.

 

Aupados a una roca pegada al muro de la playa, Los Kilomberos de Monte Alto actuaron hasta el agotamiento, que llegó cerca del amanecer. Esa noche disfrutamos de aquella insólita fiesta unas 200 personas. Al año siguiente ya fuimos más de 1.000, y se prendieron hogueras y se repartieron viandas y ‘estrellas’. Y el siguiente ya fue el primero masivo. Es decir, no hace ni tres décadas que el foco de la fiesta se desplazó a las playas de la bahía y su entorno. Es decir, el San Juan tal como hoy lo concebimos (nosotros y los miles que nos visitan) tiene menos tradición que el Noroeste Pop Rock, que venimos disfrutando desde que Eduardo Blanco y Nonito padre lo idearon un día de 1986.


En 2003, nuestro San Juan fue declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional. En 2015, Fiesta de Interés Turístico Internacional (y nada más internacional que Riazor en la ‘noite meiga’, abarrotado por tantas nacionalidades diferentes). Con el descomunal éxito llegaron las cantidades ingentes de basura y la privatización de la fiesta vía parcelaciones. Esto segundo tiene difícil solución, pero en lo primero es necesario mejorar, pues la imagen de toneladas de desperdicios amaneciendo en la playa daña hasta el sentido común. Pero no nos tiremos de los pelos. Veamos lo positivo. Como que salieron más de 160.000 personas a las playas y a las calles y apenas se registraron incidentes. También fueron pacíficas las masivas fiestas del ascenso blanquiazul. En definitiva, aquí sabemos celebrar.


Y, ahora, a descansar y recargar las pilas, que en agosto llegan las fiestas de María Pita, que ‘solo’ duran un mes. 

La evolución de la ‘noite meiga’

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