Incluso en el ocio nocturno es posible darle al botón de pausa respecto a un concepto de marcha muchas veces asociado a lo voluminoso, estridente, masivo o ruidoso. Y es precisamente a todo eso a lo que han querido dar la vuelta Pamela Rodríguez y dos socios encargados de dar forma a La Chela, el último establecimiento en sumarse a la oferta de la zona del Orzán, exactamente en el número 27-29 de la calle que da nombre al barrio, donde tradicionalmente se asentaba el Ágora.
Autodenominado ‘sala de estar’, en muchos sentidos la experiencia tiene que ver con estar en un rincón íntimo y privado con un grupo reducido de amigos. Al menos en el primer piso, porque al fondo y casi en forma de ‘speakeasy’ (rincón secreto) se llega al sótano por unas escaleras que descubren una atmósfera propia para actuaciones en directo y monólogos.
Se puede acceder por la arteria principal o subiendo por la Rúa Ciega, donde junto a Portobello (antes tienda de discos y ahora un espacio dedicado al estudio de música y a las artes escénicas) y la sala Jazz Filloa forma un tridente cultural que define en buena manera el tipo de público. La amplia terraza, al igual que los asientos interiores, está iluminada de forma tenue por velas y calefactada de forma eléctrica para no perder la magia en invierno.
El horario de apertura de La Chela, de momento, es de 18.00 a 23.00 horas de martes a jueves, mientras que los viernes y sábados el cierre será en horario habitual de pub. La intención de la propiedad es extender el concepto desde la hora del desayuno. Respecto al target, los emprendedores lo tienen claro. “Es un sitio cómodo donde relajarte, divertirte y entretenerte, un tipo de local que no existe en la ciudad; no queremos vender el concepto de venir a tomar alcohol, sino llegar a pasarlo bien”, dicen. “Queremos que la parte de arriba funcione como una coctelería y que la de abajo tenga un punto más divertido, con eventos, presentaciones culturales o actuaciones. Que no sea un sitio en el que haya que pensar, que la programación se sepa de antemano”, añaden Desde "un pub de Lima de los 90" a un rincón para el funk, el blues o el hip hop. Todo cabe en La Chela.
El concepto ‘pub cultural’ está sobre la mesa desde el enfoque hasta esa referida programación, dirigida a un público muy específico. Entienden muchos hosteleros, que la personalidad a un local se la dan los clientes, y no al revés. “Los locales van buscando su propio lugar, y nosotros queremos que sea un punto de encuentro de gente con inquietudes, con cierto recorrido y otra forma de enfocar el ocio. Empezamos a divertirnos a la una de la tarde y cerramos”, subrayan los emprendedores.
Y es que lo valiente del asunto no tiene que ver con una idea más o menos disruptiva. Se trata de reinventar una zona que sobrevive desde hace décadas y que se resiste a abandonar su condición de referente para muchos coruñeses. Y, por si fuera poco, a los mandos está en este caso un grupo de socios sin apenas experiencia previa en el sector, al menos de ese lado de la barra.