No solamente San Andrés se ha instalado en la normalidad absoluta poco más de un mes después de su apertura al tráfico. También las huellas de un año de obras comienzan a desaparecer. Es el caso de la intersección entre las calles Cordonería y Rúa Alta, por donde se desvió durante un año el tránsito de las líneas 4,5,6,6A, 7 y 11 y que, debido a lo complicado del giro y lo pesado del tráfico, acabó por dañar la zona de giro en dirección al Paseo Marítimo. La maniobra en cuestión hacía muy complicada la ecuación entre el diámetro de giro de los vehículos pesados, entre los que se puede contar también las furgonetas de reparto, así como el peso, el tamaño y el espacio disponibles.
Tal y como adelantó este diario el pasado 24 de marzo, el Ayuntamiento no solamente ha procedido a subsanar los daños en la acera y el acceso para personas de movilidad reducida al paso de peatones, sino que ha sido la empresa constructora la que asumido el coste y los trabajos de reparación. Durante la semana pasada ya se procedió a realizar un arreglo provisional, mientras que en las últimas horas ya han comenzado los trabajos para que la esquina en cuestión luzca como nueva.
Mientras San Andrés recupera su esplendor y vuelve a ser una de las principales arterias comerciales, sociales y económicas de la ciudad, las zonas que habían soportado el peso de la remodelación, en el sentido más estricto de la expresión, también empiezan a lucir como nuevas.