“Me parece muy bien que diseñemos el bus del futuro, pero yo mañana tengo que coger el bus”. La intervención de cierre de Ricardo, un vecino con movilidad reducida, provocó una ovación cerrada entre los vecinos de Novo Mesoiro y A Zapateira que acudieron al segundo encuentro participativo para diseñar el transporte del futuro. Después de la presentación en el Ágora del pasado sábado, por primera vez el Gobierno local acotó el ámbito de actuación a un barrio concreto. Y el primer turno le tocó al distrito más crítico con el mapa actual, posiblemente el que más sufre en cuestiones de movilidad.
Estaba cantado que los usuarios saldrían al ataque y que, por lo tanto, al Ayuntamiento le tocaría poner el autobús (símil futbolístico para referirse la gestión defensiva de una situación adversa). No obstante, jamás se perdió la cordialidad.
Si el pasado sábado en el Ágora la sensación general era de satisfacción con el transporte urbano, el primer cambio radical llegó con las valoraciones previas en el que previsiblemente sea el punto de mayor descontento de toda la geografía municipal: 2 de cada 3 asistentes (casi el 70 por ciento) se mostraron “poco o nada satisfechos” con el servicio actual, a pesar de que casi el 80 por ciento lo utilizan o bien a diario u ocasionalmente. Curiosamente, la asociación vecinal incluyó en el chat vecinal el código QR para interactuar, por lo que la interacción correspondió a muchas más personas que las presentes.
“No hablemos de la línea 21, sino de repensar cómo va a ser el transporte público. Pensemos en conexiones”, pidió Inés Rey en su primera intervención. Hay tantas cosas que preocupan en la movilidad del presente que a los que intervinieron les resultó imposible no entrelazar actualidad y futuro.
Las conexiones y las frecuencias fueron lo más recurrente. Rey hizo entonces un impasse: “No tenemos mentalidad de transbordo. Algo que nos parece habitual cuando vamos fuera lo tomamos con reticencia”. La referencia a lo que los ingleses llaman 'commuters', uno de los elementos clave en la Revolución Industrial, empezó la comparación con otros sistemas de Europa, así como ejemplos de trayectos de hora y media o dos horas desde Novo Mesoiro.