Entradas agotadas en cuestión de minutos, reventa creciente y búsqueda del ‘Santo Grial’ en forma de acceso a través de las redes sociales, además de una lista de espera que supera con creces el aforo despachado. No, no es la antesala de la gira de AC/DC (que también saldrá hoy a la venta) o Bruce Springsteen, sino la locura para entrar mañana en The Clab y ver el recital de John Pollon, el protagonista del concierto más sorprendente de los últimos tiempos en A Coruña y que ni siquiera llega con un disco que presentar (nunca ha grabado ninguno).
Sería edadismo a la inversa y hasta cierto clasismo empapado de prejuicios mirar por encima del hombro a un autor que llega a la ciudad con el frío dato como carta de presentación: 701.633 oyentes mensuales en Spotify y más de 40 millones de reproducciones de sus diez temas más célebres. Poco más se sabe de este berciano, natural de Cacabelos, al que el éxito parece no haberle cambiado el paso en absoluto. De hecho, se antoja prácticamente imposible encontrar en la hemeroteca, en redes sociales o en cualquier medio digital una entrevista, una declaración o simplemente una entrevista de alguien que, a juzgar por las letras, le debe mucho a las gallinas. Los dos temas con los que empezó a conquistar las redes son ‘Decapitamos una gallina’ y ‘Gallina cocaína’, nacida esta última, en palabras del autor, de “cumpleaños de un amigo en una cuadra”. Ambas son de la misma época que ‘Caradeculo’. “La imagen de mi perfil de Instagram es un cuadro de Sorolla, se llama ‘El Chico de la Gallina’, y creo que me representa un poco”, puntializa sobre aquellas letras de hace ya un lustro. Al igual que en la mayoría de sus pocas intervenciones, aparece siempre rodeado de su núcleo más cercano.
El Nicolás Vega que creció en Cacabelos tocando el piano, el saxo, la guitarra o la batería pronto dio un paso a lo que algunos llamaron provocación, pero que en realidad se debía a una broma entre amigos y un homenaje a su familia. “El grupo de colegas con los que empecé nos pusimos nombres graciosos, y yo le puse la virgulilla a la o, porque soy medio sueco por parte de madre, y ‘pollon’ es como se dice ‘polen’ en ese idioma, que de hecho es como se pronuncia”, matiza en una entrevista concedida a la página flooxernow.com.
A partir de entonces la historia de la fama se cuenta sola y casi de rebote, según él mismo explica, ya que sin apenas darse cuenta cientos de miles de personas hicieron sus temas virales en TikTok: “Y yo ni cantaba, sólo tarareaba”.
Ahora John Pollon puede considerarse una auténtica factoría, un paradigma de las nuevas formas de consumo musical y, también, un caso de estudio para aprender cómo llegar a un target por el que se pelearían las grandes multinacionales.
La de The Clab, antigua sala Chaston, la séptima parada de una gira de 30 conciertos por toda España. Casi todos ellos, incluidas varias fechas en Madrid, León, Barcelona o Santiago, han colgado el cartel de ‘no hay billetes’ en cuestión de minutos. La gerencia de The Clab ha intentado que el ídolo de masas, porque es lo ajustado a la realidad llamarlo así, firmase una segunda fecha. Era completamente imposible. “Es una persona que está agotando en todos los conciertos, en todas partes de España. Quisimos hacer dobe fecha y fuimos incapaces”, reconocen fuentes de la sala, que se siente privilegiada de poner su nombre entre templos de la música en directo a nivel nacional. “John buscaba una sala amable, que tuviera significación para gente más joven y de ir por casa también en cierto sentido. La verdad es que llegamos rápidamente a un acuerdo”, añade.
Fuentes de la discoteca dicen que la lista de espera supera a la de los que han podido hacerse con una entrada, y que incluso las madres y los padres de muchos fans han tirado de confianza para ‘rascar’ algo donde no se podía. “Tenemos todos el Instagram y el teléfono a reventar, pero es que es completamente imposible. Está todo el mundo muy alterado y es un fenómeno social. Yo no tenía la ocasión de conocerlo, porque nuestro público es opuesto a Pollon”, reconocen desde The Clab.
De hecho, la sensación en la calle Costa Rica es la de ser una parada efímera en medio de un fenómeno sin techo a la vista. La intención es decir: “Aquel concierto de John Pollon en The Clab” antes de cotas más altas. “Creemos que va a tener un crecimiento exponencial. Seguramente, el próximo concierto será en el Coliseum”, pronostica la organización, que por otra parte ha montado un dispositivo de seguridad especial para que todo salga como debe.