No le gustan a casi nadie, pero la vida sin ellos se haría mucho más complicada. Y también peligrosa. Después de casi 70 años haciendo la vida más fácil, salvo para quienes pecan de hiperactivos, impacientes o ansiosos, los semáforos son de los elementos urbanos que menos alteraciones han vivido con el paso de los años, más allá de ayudas sonoras o en los displays. Por todo ello, imégenes como la del pasado domingo en O Ventorrillo llaman poderosamente la atención. El semáforo de la confluencia entre las calles Alcalde Salorio Suárez y Monasterio de Caaveiro apareció totalmente destrozado en el suelo, fruto de lo que parece ser un impacto.
¿Totalmente? Sí, pero todavía 'vivo' y alumbrando. Y es que a pesar de lo que parece haber sido un tortazo importante siguió cumpliendo su función. Caido, el cableado a la vista y después de una caída considerable, tanto el temporiazador como las funciones para vehículos y peatones siguieron puntuales como un reloj suizo. Podría ser objeto de una campaña de publicidad para que el fabricante saque pecho, sobre todo si se acompaña de la lectura de los vecinos. “Guerrero hasta el final. Nuestro semáforo del cruce de Alcalde Salorio Suárez con Monasterio de Caaveiro ha sufrido un percance, pero con mucha dignidad y desde el suelo, sigue operativo intentando realizar su función. Nunca hay que rendirse”, afirman en un comunicado a través de las redes sociales.
Ni la Policía Local ni los propios vecinos aciertan a señalar las causas del derribo, aunque la lógica lleva directamente a pensar en un conductor despistado. “Los semáforos no suelen caerse solos”, señalaron fuentes policiales a este diario. Por otra parte, un internauta se ha puesto en contacto con la asociación vecinal para apuntar a un camión de reparto con poca pericia para maniobrar como causante del colapso.
Finalmente, el “valiente soldado” que durante tantos años ha cumplido a la perfección su servicio ya ha sido 'prejubilado' y reemplazado por uno nuevo.