La Policía Nacional cerró en los dos últimos años doce viviendas de A Coruña donde se vendía droga

Los agentes advierten de los malentendidos que genera el fenómeno
La Policía Nacional cerró en los dos últimos años doce viviendas de A Coruña donde se vendía droga
Protesta vecinal frente a un piso conflictivo en la calle Vizcaya, en Os Mallos | Carlota Blanco

La Policía Nacional anunció ayer en A Coruña la desarticulación de un importante punto de venta de drogas al por menor en Vicente Aleixandre, en Monelos. Tras meses de investigación, se detuvo a dos sospechosas. Y a las 11.30 horas de ayer, a un hombre y una mujer. A la banda se le intervino cocaína y heroína listas para su venta. Los cuatro fueron puestos a disposición judicial y uno de ellos ingresó en prisión, por lo que se considera cerrado un narcopiso. 


De un tiempo a esta parte, estos puntos de venta se han convertido en un tema candente, capaz de conseguir que los vecinos salgan a la calle a realizar caceroladas. Cada semana parece conocerse uno nuevo. Nadie lo sabe mejor que los agentes de la Unidad de Tráfico Medio de la Policía Judicial (UTM) que han cerrado una docena en los dos últimos años. Sin embargo, los investigadores advierten de que el fenómeno se está malinterpretando.

 

1 ¿Son todos los pisos problemáticos ‘narcos’?
Los policías distinguen entre el piso conflictivo y el narcopiso en sí. Aunque los dos términos comparten algunos rasgos, son diferentes a nivel penal y, por supuesto, a la hora de investigarlo. El narcopiso implica que hay una banda que se encarga de traficar, con miembros que se encargan de comprar, elaborar o vender la droga. Es decir, un grupo criminal propiamente dicho. En el caso de un piso conflictivo, normalmente lo que ocurre es que el residente es un toxicómano. Su estilo de vida, en la marginalidad, relacionándose con otros como él, genera peleas, escándalos y trapicheos que acaban por hartar a sus vecinos. Sin embargo, no es un narcopiso.

 

2 ¿Son okupas en la mayor parte de los casos?
Aquí sí que hay distinguir, porque esos dos términos no tienen por qué ir de la mano, ni mucho menos. Según la UTM, actualmente la okupación es un problema que hay que atajar desde otras vías legales para darle solución con prontitud. Muchas personas que se conceptúan como okupas no tienen ningún tipo de relación con el narcotráfico, ni siquiera son consumidores de ninguna sustancia ilegal. “Actualmente está demostrado que hay personas que consideran la okupación una manera de vivir dentro de la sociedad”, sentencian.

 

3 ¿Qué problemas suelen crear en el entorno?
En el caso de los pisos conflictivos, la vecindad se ve desbordada por los problemas que genera el residente o los amigos que les visitan. La Policía Judicial señala que parte de esta inseguridad es subjetiva, pero la lista es larga: insalubridad, desórdenes públicos y actos vandálicos en el bloque. Muchos se derivan de las peleas que estallan entre ellos. Pero en cualquiera de los dos casos, van más allá del portal de la comunidad: “Los comerciantes de la zona, que en ocasiones son víctimas de hurtos, temores por los menores en los colegios próximos, útiles de consumo tirados por el bloque e inmediaciones...”.

 

4 ¿Hay diferencias a la hora de investigarlos?
Lo habitual es que en los dos casos, los sospechosos sean toxicómanos, pero hay que referir que un auténtico narcopiso en una ciudad llama mucho la atención en el barrio. Es una “muestra de indiferencia y atrevimiento por parte de quien lo desarrolla” y solo es cuestión de tiempo que las autoridades se pongan a investigar. En el caso de los pisos conflictivos, también conlleva en ocasiones la acción penal sobre ellos, por otros delitos tipificados en el código penal, pero no por el delito de Tráfico de Drogas. Los drogadictos tienden a relacionarse entre sí, por lo que se reúnen puntos como parques o calles, o en las viviendas. Cabe señalar la importante labor llevada a cabo por las dotaciones policiales uniformadas, en este sentido su acción preventiva con los puntos de consumo conocidos hace que los mismos vayan mermando en la ciudad.

 

5 ¿El cierre de un narcopiso suele ser definitivo?
Es muy importante subrayar si el piso es propiedad o no de la persona que lo regenta. Suelen ser propietarios por herencia o bien se lo cede la familia, que no puede convivir con él por su forma de vida. Si acaba en prisión, dependiendo de si ha conseguido desintoxicarse y de si el piso es suyo o no, puede reanudar la actividad. Pero los propios agentes reconocen que, cuando los responsables de un narcopiso forman un clan, es muy frecuente que una vez se recuperen de la acción policial que conllevó las detenciones, reactiven las ventas en el mismo lugar con otro integrante.

 

6 ¿Qué hay de las otras formas de venta?

Todo tráfico de drogas es un gran problema social, pero uno llama mucho la atención (narcopiso) y el otro aparentemente pasa desapercibido (ocio nocturno). El consumidor diurno lleva una vida desarraigada y que sólo vive para poder consumir una y otra vez. El nocturno generalmente puede pagarse ese consumo y no suele delinquir para adquirir su dosis. La gran mayoría de ellos (recalca la Policía) entran en una espiral de consumo “que hace que su vida se caiga como un castillo de naipes, la familia siempre es la gran perjudicada en todos los sentidos”. 

La Policía Nacional cerró en los dos últimos años doce viviendas de A Coruña donde se vendía droga

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