El modelo de autogestión de la seguridad en el Barrio de las Flores es uno de los motivos de orgullo de una de las asociaciones vecinales más activas a la hora de combatir la marginalidad y la criminalidad. Después de un año de lo que definen como “tranquilidad”, han vuelto a encender las alarmas. Aproximadamente una decena de vehículos han sufrido daños que poco tienen que ver con la necesidad de encontrar un botín en el interior y que responden, más bien, a las ganas de tocar las narices y hacer un daño gratuito: espejos retrovisores rotos y daños externos de diversa consideración que han colmado de nuevo la paciencia en la zona.
El estacionamiento de la calle Petunias y la explanada contigua han sido el lugar elegido por los malhechores. Se trata del mismo escenario que, en junio de 2023, obligó a los vecinos a organizarse como si de una empresa de seguridad se tratase: turnos diurnos y nocturnos, rutas a pie, cámaras escondidas, ‘policías de balcón’ y una coordinación impropia de una iniciativa amateur. Entonces el detonante habían sido medio centenar de incidencias sin respuesta y, sobre todo, sin un culpable aparente. De momento, el problema no ha alcanzado semejantes cotas, pero los vecinos creen necesario atajarlo antes de que pase a convertirse en rutina. “Nos estamos reorganizando, porque el pasado fin de semana hubo varios espejos retrovisores destrozados y lo que está claro es que hay alguien que viene a romper cosas”, afirma Caluxa Barrientos, presidenta de la Asociación Veciñal en Defensa do Barrio das Flores.
La metodología es lo que más descoloca a los vecinos, más preocupados por la sensación de inseguridad que por las pérdidas materiales en sí. “No entran ni siquiera a robar en los coches. Al principio sospechábamos que pudieran ser indigentes, pero ahora parece que es alguien que simplemente hace daño por diversión”, lamenta Barrientos. “Lo peor es la sensación de inseguridad que volvemos a tener en el barrio”, añade acerca del sentir de sus asociados.
La patrulla vecinal del Barrio de las Flores demostró su efectividad en el verano de 2023 se activó a mediados de junio y poco más de un mes después, a comienzos de agosto, daba por erradicado el problema. De hecho, también actuó en casos de intentos de okupación o con el Club Financiero, donde la presión acabaron por erosionar la paciencia de los inquilinos irregulares y estos abandonaron el inmueble.
Además, en 2021, los vecinos del Barrio de las Flores ya desalojaron por su cuenta un chalé con 18 okupas.