No sólo la música taladra los oídos en A Coruña: estos son los reyes del decibelio

La unidad de medida de la intensidad sonora es capaz de generar multas y cerrar locales; sin embargo, no solamente por la noche los coruñeses están expuestos a grandes ‘descargas’ acústicas, sino que desde las obras a otras alternativas de ocio se generan volúmenes que desafían el aguante. La clave está en el correcto aislamiento
No sólo la música taladra los oídos en A Coruña: estos son los reyes del decibelio

Para unos las normas son totalmente inamovibles. Para otros deben ser acordes a los tiempos y, por lo tanto, flexibles y actualizables. Es exactamente esa posición en las antípodas de lo que debe ser la regulación de la hostelería del ocio nocturno lo que divide a los vecinos y a los empresarios. Sin embargo, tal y como anunció la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, ambos están llamados a sentarse en la misma mesa (que dirían los futboleros) y tratar de entenderse, por más que hablen idiomas radicalmente opuestos. Más allá de consideraciones subjetivas y lo que cada parte tenga como modelo ideal, existe un índice al que, por diferentes motivos, casi todos temen: el decibelio. 

 

 

CONCEPTOS

EMISIÓN

Es la cantidad de presión sonora que un local puede emitir. Por ejemplo, desde un altavoz, una televisión o la gente hablando. Eso quiere decir, que si un local emite 75 y tiene 60 de aislamiento, en la vivienda, como mucho, serían 15 decibelios. “Para poner cifras, un despacho de ruido ambiente imperceptible son 50 decibelios. Es en lo que empieza a contar cualquier sonógrafo”, matizan los hosteleros.

AISLAMIENTO

Es la insonorización. Suelen ser acústicas, de caucho, de fibra de carbono... El más utilizado en un pub era la lana de roca. Ahora mismo, lo que más se usa es la lámina acústica. Viene un técnico con un aparato que emite sonido y vibración. Uno de última generación, para 100 metros cuadrados, puede costar unos 40.000 euros.

INMISIÓN

La inmisión es el sonido que efectivamente llega a tu dormitorio. El Ayuntamiento de A Coruña, por la tarde, permite 35 decibelios y por la noche 25. “Esto es lo que es de locos”, lamentan los empresarios.


Detrás de la unidad de medida de la intensidad sonora, tecnicismos aparte, existe toda una infraestructura legal de cuyo cumplimiento depende la supervivencia, continuidad y licencia de bares, pubs, discotecas y cuantos derivados puedan venir a la cabeza. Cada uno de ellos se enmarca dentro de un grupo determinado y en función del mismo realiza las mediciones la Policía Local: un agente se sitúa en el establecimiento en cuestión y el otro en el piso del denunciante. En el local no puede superar entre los 75 y los 90 decibelios (emisión), mientras que, como pase de los 25 en el dormitorio del vecino (inmisión), ya puede ir preparando la billetera o incluso una cese de actividad. La diferencia entre ambas mediciones se denomina aislamiento.


Pero, ¿cómo sabemos si 20, 40 o 100 decibelios son mucho o poco? Como en tantos otros aspectos de la vida, se trata de poner las cosas en perspectiva. Y es ahí donde también discrepan los vecinos del Orzán y los hosteleros. “Hay micrófonos acústicos instalados en el Orzán que demuestran que, debido al tráfico, la saturación o los proveedores, hay más contaminación acústica a las 12.00 horas que a las 04.00 horas”, afirma José López Balado, portavoz y abogado del movimiento nacido tras el cierre de La Intrusa y La Barbería, precisamente por superar el umbral de decibelios. “De noche, como tenga el vecino tenga 27 decibelios en su cama, me cierran, pero como pase el camión de la basura son 100 decibelios que se está comiendo. En un dormitorio se permiten 25 y en el salón 30, lo cual es un murmullo imperceptible. Es mucho más molesto un vecino lavando de madrugada”, añade.

 

LOS TIPOS DE LICENCIAS

Grupo I. A.

Restaurante, bar, café bar, cafetería y salón de banquete. Actividades sin equipos de reproducción o amplificación sonora, a excepción de televisiones y radios, hasta 75 decibelios.

Grupo I. B. 

Agrupa las mismas actividades que las del tipo I.A. Con música ambiental y sistemas de hilo musical activos, con niveles sonoros hasta un total de 75 decibelios.

Grupo III. 

Karaoke, tablao flamenco, salón de banquetes con baile, café teatro, café concierto y café cantante. Reproducción o amplificación, sonora, audiovisual o música en directo hasta 90 decibelios.

Grupo IV.  

Salas de fiesta, discotecas, salas de baile. Actividades con equipos de reproducción o amplificación sonora y audiovisual que dispongan de pista de baile y niveles hasta 95 decibelios.

 

 

Solución

Detectar los problemas o analizarlos acostumbra a ser mucho más sencillo que proponer alternativas, pero la intención de los hosteleros que han conseguido que se les abran de par en par las puertas de María Pita es llegar con una propuesta bajo el brazo. Y esta empieza por rascarse el bolsillo. “Lo que estamos proponiendo es que se suba el nivel de aislamiento y que se permita un nivel de emisión mayor”, apuntan. “Todo pasa por poner unos volúmenes de inmisión razonables y unos de emisión que permitan trabajar: ¿Por qué la Xunta permite 90 decibelios para toda Galicia, con 100 en las discotecas?”.


Son muchos los ejemplos que ponen los responsables de los pubs para justificar que se abra la mano a la hora de poner música. “Una moto circulando son 90, y un susurro ya activa el sonómetro a 50 decibelios, por lo que evidentemente trabajar con 75 decibelios es inviable, no se puede a esos niveles”, reiteran.
Con los datos en la mano, los sonidos más altos a los que se expone un coruñés no están en una pista de baile, sino en el Coliseum (105 decibelios alcanzaron Queens of the Stone Age el pasado año), Riazor (95 en las alineaciones de algún partido) o con el taladro percutor de algunas obras.


Además de la Policía Local, algunos vecinos se han especializado en realizar mediciones. José Luis Méndez, presidente de los residentes en el Orzán, le pone cifras a los objetos de denuncia más recientes. “El registro más alto del que se tiene constancia es 55 decibelios, en la plaza de la Cormelana, pero normalmente las mediciones andan entre los 38 y los 40 decibelios. Nuestra prioridad es que los vecinos puedan dormir”, reitera.


Lo que está claro es que, decibelios arriba o decibelios abajo, tanto empresarios como residentes en ciertas zonas hablan de cuestiones que les quitan el sueño. Y en ocasiones parecen irreconciliables. 
 

No sólo la música taladra los oídos en A Coruña: estos son los reyes del decibelio

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