Entrevista CTV
Madre, coruñesa, senadora. En este orden. Así se define en su cuenta de Instagram Rosa Gallego (A Coruña, 1964), una de las caras más conocidas de la política municipal en los últimos años, que, en su nueva esta etapa en Madrid, echa de menos a su familia y el mar, aunque vuelve a la ciudad cada vez que puede.
Lo que más valora de su etapa en la política municipal es el acercamiento a la gente y pisar lugares donde nunca había estado: “Lo mejor fue conocer sitios de la ciudad que no había visto en mi vida y ese contacto directo con los vecinos –comenta–; la política municipal es dura, porque es 24 horas todos los días, que tienes que tener el teléfono operativo siempre, pero para los que de verdad queremos a la ciudad, conoces cada rincón, escuchas a la gente... valoras de otra manera la ciudad. A mí me encantó”.
¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de A Coruña?
Recuerdos, muchísimos. Básicamente, el primero, con mis abuelos, en la calle Santa Lucía con Alfonso Molina, con mi triciclo. Estábamos muchísimo con mis abuelos y ese es mi primer recuerdo.
¿Cuáles son sus barrios, dónde suele hacer su vida?
Yo viví toda la vida en A Coruña. Mis abuelos, mis padres, mis hijas nacieron aquí, me casé aquí...
Y por eso está en esta entrevista CTV (risas).
Y por eso, aunque esté en Madrid, cada vez que puedo me vengo para A Coruña. Yo viví en la esquina de Juan Flórez con la Falperra y, desde que me casé, en la plaza de Pontevedra. Pero, de hacer mi vida diaria, por el trabajo, por el colegio de mis hijas, que era la Compañía de María, salvo cuando estuve en Monelos, mi zona siempre es plaza de Portugal, maestro Mateo, plaza de Vigo, Cantones... Y siempre es andando.
¿Por qué eligió los jardines de Méndez Núñez para la foto?
Porque es donde están mis recuerdos de toda la vida, de esos que te quedan grabados para siempre. Mi abuelo era inspector de Policía y con mis hermanos veníamos siempre, con mi abuela, a buscarlo, con las bicicletas, y nos recorríamos todos los jardines en bici. Y luego, los caballitos, por eso la foto aquí. Y pasear por estos jardines, que son maravillosos.
¿A dónde fue al colegio?
Hasta Octavo de EGB, fui a las Esclavas. Y tengo recuerdos maravillosos. De hecho, el año pasado fue el 75 aniversario y retomamos un grupo que hasta nos fuimos juntas un fin de semana por ahí. Y, después de las Esclavas ya me fui a estudiar a los Maristas, que éramos la primera promoción mixta, y la verdad es que fenomenal en los dos.
¿Y cómo es que acaba finalmente en política?
En mi vida me imaginé que iba a acabar en política. Estudié la carrera en Santiago, Derecho, me puse a trabajar allí, unos meses, y me vine para A Coruña. Y entré en la Xunta, en Vivienda. Y ahí estuve. Yo estaba en el PP, afiliada, y un buen día me llama Carlos Negreira, y me dice que cuenta conmigo para ir de número dos. Pensé que me estaba tomando el pelo porque, además, era el momento el que estaban los del parque Ofimático manifestándose y yo creí que iba a hablar conmigo de eso. Y no, me dijo que ni me lo pensase, que a los dos días nos presentaba. Y ahí empecé, con él. Fue una etapa de mucho trabajo pero muy bonita, con unos recuerdos estupendos, porque teníamos un grupo muy cohesionado. Trabajabas mucho pero además lo pasabas muy bien. Fue una pena haber perdido esas elecciones porque yo creo que la ciudad hubiera tenido otro aire.
Y en ese momento le toca asumir más protagonismo...
De repente, me tocó quedarme de portavoz, que no contaba tampoco, pero Carlos decidió marcharse y lo entendí. Es verdad que teníamos un trabajo de grupo muy bueno. Fue un poco desagradable, a nivel personal, porque sí que soy peleona aunque no me gusta atacar. Pero veíamos cosas que no podía ser.
¿Qué le hace sentirse orgullosa de su ciudad?
El sentimiento coruñés, que es inexplicable. Se ve con el Deportivo. Hay gente que no le gusta el fútbol, pero es del Deportivo y va a verlo y como la afición de aquí no hay otra yo diría que en el mundo. Para mí, eso es lo que me hace sentirme orgullosa: cómo somos los coruñeses con ese sentimiento de ciudad, que es un sitio muy cómodo para vivir, porque tienes de todo pero es el tamaño ideal para vivir y, de nuevo, otra vez el mar. Es una ciudad totalmente abierta al mar. Puedes recorrer andando todo el litoral y ahora hay que seguir hacia fuera.
¿Y cuál es el principal defecto?
A veces, el tiempo, y esos temporales, aunque es cierto que este invierno estamos teniendo una tregua. Y a veces la veo un poco sucia.
¿Cómo ve la evolución de la ciudad en los últimos años?
Yo creo que muy bien hasta 2015... Ya sé que no es una entrevista política pero no me queda otro remedio que decirlo. Después hubo un parón porque todo lo que se había hecho hasta entonces estaba “mal” y había que pararlo todo. Y, a partir de ahí, como que va al ralentí, no acaba de arrancar. Y ahora vamos a ver qué pasa con el tema del Puerto, que las administraciones se tienen que poner de acuerdo, que la Xunta en su momento ya lo hizo pero... hay que darle un impulso y tomar la mejor decisión, continuar con la ciudad para abrirla al mar de todo, que se pueda recorrer entera, hasta el Pasaje, andando.
¿Qué echa de menos de A Coruña cuando está en Madrid?
A mi familia, por supuesto. Y el mar. El mar es lo más maravilloso que puede tener una ciudad. Como que respiras, te da vida.
Cuando viene alguien de fuera, ¿a dónde lo lleva?
Maratón (risas). Pues mira, monte de San Pedro, Torre de Hércules, Paseo Marítimo, calle Real, Ciudad Vieja, los Cantones, los jardines... la vuelta a la ciudad. Y los museos, también. Depende del tiempo que haya.
Si tuviera una máquina del tiempo, ¿a qué época de A Coruña le hubiera gustado ir?
Me encantaría haber conocido a María Pita, poderme tomar un café con ella y que me contase lo que vivió en su momento, una mujer valiente y heroína.
Tomar un café y, de paso, coger una lanza contra los ingleses...
Pues igual (risas). Yo soy valiente pero no tanto. Y a mí las armas no me gustan. Pero igual en su momento, para defender la ciudad, igual había que utilizarlas. Hoy en día, gracias a Dios, se defiende con la palabra y no con las armas.
Y eso que tiene fama de ser bastante ‘guerrilleira’ como política. Aunque es cierto que sus rivales no suelen hablar mal de usted...
No me llevé mal con nadie. Siempre intenté separar lo personal de lo profesional y me llevé bien con todo el mundo. Soy una persona trabajadora y creo que eso los rivales lo respetan. Yo no puedo hablar mal de nadie.
Preguntas cascarilleiras |
¿Churros de Bonilla o del Timón?
¿Prefiere los jardines de Méndez Núñez o el monte de San Pedro?
¿Calle de la Estrella o de la Barrera?
¿Agua de Emalcsa o embotellada?
¿Playa de Riazor o playa del Orzán?
¿Recorre la ciudad a pie o motorizada?
¿Helados tradicionales como los de la Colón o la Ibi o sabores exóticos y modernos?
Todos los entrevistados la citan...
¿Verbena o concierto en el Coliseum?
Que no acabamos todos en el parking de abajo de milagro...
¿Carnaval o San Juan?
¿Dice más chorbo o neno? |